No soy de la zona y menos de Chile. Las veces que me sentí extraña lo atribuí a esta diferencia. Sin embargo y con el tiempo, me he dado cuenta que la realidad con la que debo convivir acá es que no soy hombre, y en ello residía mi incomodidad en algunas situaciones.
Todavía existe un tratamiento distinto entre mujer y hombre y, como ya me habían advertido, esta situación se haría más patente en el campo. Si bien me ha costado, también he disfrutado de la proximidad que me dio esta diferencia de género con la comunidad femenina del lugar. Algunas mujeres, depositando increíble confianza en mí, abrieron sus historias personales, donde algunas me impactaron realmente y me hicieron caer en la cuenta de lo terrible de ser mujer en el campo, incluso en la actualidad.
De nuestro trabajo de investigación sobre la historia de San Dionisio rescatamos información no sólo explícita, sino también figurativa. En las fotografías, casi siempre la figura de la mujer estaría relegada a la personalidad de la esposa de, y esta, además, casi siempre aparecería en un segundo plano.
Por todas estas razones –y con el objetivo de indagar más en el significado de pertenecer al género femenino en un territorio donde la historia (o lo que apenas se ha escrito de ella) ya va protagonizada por hombres–, es que iniciamos junto al Multitaller, agrupación compuesta solo por mujeres, un ejercicio simbólico para traer a la existencia el pueblo San Dionisio en el mapa, donde no quede fuera la representación de la mujer campesina. El talento de las integrantes del Multitaller, dedicado a la pintura en cerámica desde hace un par de años, será utilizado para la realización de una gran obra expuesta al aire libre.
Un trabajo hecho por y para las mujeres para que se hagan parte de la historia del pueblo y de la que esperamos poder contar mayores detalles muy pronto.
Célia