Las historias oficiales han sido escritas, desde siempre, por fuentes oficiales. Las sociedades fuimos construidas sobre la base de representantes líderes e instituciones validadas socialmente, concediéndole la calidad de voceros siempre a las mismas figuras de poder.
Por lo tanto, podríamos decir que venir a dar a un lugar cuya historia oficial aún no está compaginada, nos concede la libertad de resignificar a las fuentes y decidir desde dónde empezar a contarla, por primera vez. Una garantía sin condiciones previas tanto para el equipo de trabajo a cargo de este proyecto, como para las y los habitantes de la comunidad: una primera victoria para el objetivo de construir, colectivamente, el relato de este territorio.
Así, y luego de transitar por reuniones tan diversas como inspiradoras, a lo largo de un mes de ejercicio oyendo las diferentes impresiones de la población adulta, representante del pasado que se busca resguardar, viene el turno de continuar, paralelamente, escuchando a quienes encarnan el futuro de este lugar. De este modo, nos alineamos con un nuevo nivel de la Escuela —su 3ero básico—, para dar origen a la primera marcha infantil de la región del Maule.
Invitamos a la artista nacional Isabel Torres a mediar esta actividad, basándonos en su experiencia previa iniciada en 2016 con marchas protagonizadas por infantes en las comunas de Cerro Sombrero y Punta Arenas. Así, y a media mañana del día de la manifestación, una veintena de alumnos de 8 y 9 años de edad de San Dionisio, impregnaban el espíritu de la fuerza infantil observando los procesos registrados en video anteriormente.
Ya al mediodía, con la venia de la unidad educativa, acompañados por sus profesoras y escoltados por Carabineros, salimos a las calles con pancartas y lienzos creados por los propios estudiantes a levantar la voz. Algunas de las consignas infantiles que sonaron fuerte fueron «Más seguridad y más confianza en todos los sentidos», «Queremos agua pura», «Una casa en un árbol», «mejoren nuestros caminos», «No más discriminación»y también «No más peleas», demandas que dieron cuenta de todo aquello que les afecta hoy.
Realizar una protesta infantil no fue más que la excusa para dar origen al verdadero ejercicio. Las niñas y niños se abrieron libremente a la lectura de su propio presente, para luego ponerla de manifiesto en el espacio público que les pertenece. Y como ellos mismos cayeron en cuenta hacia el final de la actividad: comprender el hoy a tiempo les permitirá luchar por el futuro que imaginan.
Por nuestra parte, comprendimos el valor de dar espacio efectivo a los diferentes relatos en la historia oficial, como única garantía de que ésta les represente a todos, y que construya una identidad local compartida, donde la misión de cuidarla sea igualmente tarea de todas y todos.
Pilar