Era nuestra primera actividad comunitaria en Menzel y esperábamos encontrarnos con lxs niñxs que fueron a la deriva por la playa y también lxs que no salieron nunca del agua salvo para comerse las galletas de la colación. Éramos caleta de gente entre vecinxs, dirigentxs, niñxs de la vez anterior y llegaron también niñas de un hogar de Collico que aparecieron junto a sus monitoras y estábamos nosotrxs tres un poco más aperadxs de confianza así que comenzamos por los nombres y de dónde venía cada quien con la timidez propia de ese tipo de dinámicas que se hacen para entrar en conocimiento de lxs presentes, más vergüenza todavía les dio cuando contamos que la sede donde estábamos ahora estaba siendo usada por primera vez y aún ni siquiera se había inaugurado así que les pedimos que para darle buenas vibras hiciéramos redoble de tambores en la mesa. Después salimos a la plaza que queda ahí mismo en el centro de la villa con la idea de dimensionarla física y temporalmente como un grupo exploradores en otro planeta o en las ruinas de una plaza abandonada por alguna civilización extinta.
Nos separamos en dos grupos y en un taper grande con harina y cal pusimos cada unx un pie para marcar la huella y calcular entre todxs cuánto medía el contorno de la plaza así que unxs partieron por un lado y otrxs por el otro y nos encontramos en un punto donde sumamos el cómputo: 179 y 84 nos daban 263 pies de vecinxs. Después de dimensionar el borde entramos al área pero de las niñas del hogar solo un par quiso unirse porque estaban chatas de la basura del lugar así que se quedaron inventado un asiento porque no había ni dónde sentarse. Al final eso nos fue muy útil porque con lanas de 3 colores fuimos tirando diagonales desde los puntos que cada quien elegía como un hito relevante ya fuera basura o lugar para echarse o para jugar y así formamos una tela de araña con líneas, puntos de intersección y espacios donde casi todos resultaron ser lugares de cochinadas o restos de cosas y Benjamín un niño oriundo de la villa dijo¨ oigan pero esta plaza es terrible de peligrosa uno se puede cortar¨ así que surgió la idea de anotar el nivel de peligrosidad de cada hito junto a información clave. El estado en que se encontraba la plaza generó un ánimo similar en lxs niñxs de Collico como entre incomodidad y enojo y quizá porque la visita se sintió mal, los niñxs de la villa también se molestaron. Como fuera, a nadie le estaba siendo indiferente esa decadencia dominante. Varixs escogieron donde había un espejo roto así que nos terminamos reuniendo ahí y mientras nos preguntamos cuál era el centro de la plaza si las lanas se cruzaron en muchos puntos porque la figura de la plaza era algo así como un trapezoide, Ana dijo que la plaza tenía una maldición de siete años por ese espejo roto y que por eso todo estaba así, quedamos todxs oooohh y en ese momento apareció el Floro con una rama tallada en la punta como estaca que habíamos hecho en nuestra casa justamente para poder marcar el centro cuando lo encontrásemos así que cuando apareció con esa especie de báculo lxs niñxs dijeron hagamos un contrahechizo con ese palo que en se momento cobró magia. Intentamos enterrarlo pero poquito más abajo de la tierra había cemento así que lo sostuvimos con piedras grandes y amarramos otro palo más chico como una cruz con las lanas de colores de donde colgamos papeles con deseos que tenía cada unx para la plaza. A lado las monitoras del hogar y otras niñas rodearon los pedazos de espejo roto con piedras como un marco o un límite porque hechizo y contra hechizo estaban uno al lado de la otra. Cuando dimos por terminada la construcción nos reunimos a mirar lo que habíamos hecho y decidimos animar los efectos de nuestro monolito hechizo tirándole la harina con la cal que había marcado nuestras huellas alrededor de la plaza, conseguimos incluso el favor de las monitoras del hogar que no querían mancharse la ropa y el de las niñas más escépticas así que nadie quedó fuera. Todxs empolvadxs y dispuestxs a comernos galleta que se nos pasara por delante nos sentamos en la mesa de la sede cuando el Benja tomó el megáfono para decir que había que hacer algo con la plaza pero que se necesitaban obrerxs o carpinterxs y en esa misma la Isabela dijo que no era tan necesario que demás podía una sola persona hacer algo y así la conversación remató con el ofrecimiento de muchxs de quienes estábamos ahí para trabajar juntxs en esa plaza en ruinas así que de ahí salió un equipo.