Nos había quedado pendiente de la primera deriva por la plaza ahondar en la perspectiva espacio temporal así que pensamos que era buen momento de llevarlo a cabo abordando la idea del punto de vista. Usamos una metodología antigua e infalible: con el marco de una diapositiva encuadramos la realidad – un ojo cerrado y en el otro el rectángulo que puede ir variando de distancia según su proximidad con la vista y de posición según el movimiento o rotación del cuerpo- para fragmentar el todo y detenernos desde una angulación, ubicación y escala particular para observar en este caso un espacio cotidiano y que es para ellxs además constantemente percibido.
Luego de ejercitar un rato en la sede salimos a observar exigiéndonos concentración y permanencia para encapsular un fragmento de la realidad haciendo el registro primeramente con el ojo como herramienta primal para luego replicarlo en distintos dispositivos: fotografía, dibujo, video y recolección en frascos. Con un reloj de arena fuimos constatando el tiempo que entre todxs decidimos asignarle a cada temática de observación, así que tres vueltas del reloj para observar y registrar lo que no nos gusta de la plaza y dos vueltas para aquello que sí y este último fue más acotado porque la mayoría de quienes estaban envueltxs en el ejercicio consideraron que de lo que les gustaba poco y nada había. Medida de tiempo y espacio para nuestrxs gustos.
Los registros de la plaza desde la perspectiva a están aquí terminando el texto en el mismo orden de lo explorado.