Este es un momento importante. Ya estábamos manteniendo conversaciones informales con varias personas que se nos acercaban a consultar por nuestro trabajo, pero aún no teníamos la presentación oficial ante el municipio, lo que nos permitiera llegar a algunos acuerdos con la institución y en definitiva se conociera y se “aprobara” nuestro plan y forma de trabajo. A raíz de lo anterior, es inevitable pensar lo que otros colegas residentes nos han compartido, que básicamente el trabajo con el municipio no debe ser un condicionante, ya que muchas veces el mismo no muestra interés o lisa y llanamente se transforma en un agente limitante del trabajo del residente. Mas allá de lo anterior, para efectos de nuestra residencia es importante tener un mínimo contacto con el gobierno local y estratégicamente hablando es importante, ya que además de la gente (claro está), son ellos quienes detentan la mayor necesidad de fortalecer la cultura y las artes.
Finalmente el día llegó, nos presentamos ante el director del Departamento de Desarrollo Comunitario (DIDECO), la jefa de Gabinete de la alcaldesa y la nueva encargada de cultura de la municipalidad, quien es una persona que proviene del mundo de la música docta y que ha trabajado largamente con el Teatro del Lago de Frutillar. Sin duda un interlocutor válido.
En la presentación del plan de trabajo surgieron informaciones y acuerdos que fueron muy importantes: en primer lugar, el hecho de que el diagnóstico social realizado por el equipo de residentes es absolutamente compartido por todos, lo que de inmediato nos fue manifestado. En segundo lugar, la noticia de que la Casa Schmidt (antigua academia de música trágicamente siniestrada por un incendio) será refaccionada y acondicionada con fondos del ministerio de cultura para que justamente allí funcione la casa de la cultura de Puerto Octay. Por último, que los objetivos socioculturales y artísticos de nuestra residencia se ven en congruencia y complementados con los esfuerzos de infraestructura impulsados desde la municipalidad.
En definitiva, obtuvimos una “aprobación” rotunda al trabajo de la residencia, una reconocida pertinencia y una validación a la metodología de trabajo que sea plantea.
¡Vamos con todo!