En conversaciones con el ahora ex presidente de la Junta de Vecinos de Las Cascadas, nos comentó que hay una persona, vecino del pueblo, que tiene un talento nato para las artes visuales. Su nombre es Roberto Cari y vive en calle Colocolo al fondo. En la frontera poniente del pueblo. De inmediato decidimos ir en su encuentro. Estamos iniciando el catastro de artistas locales y hemos dado mayoritariamente con músicos, incorporar un artista visual era sin duda una necesidad.
Eran cerca de las 15:00 horas cuando fuimos la primera vez. Al llegar a su casa a esa hora no había nadie más que su hijo menor José, quién de vacaciones, nos recibe semidormido e incrédulo como lo haría cualquier adolescente:
-Hola, ¿está tu papá?
-No, anda trabajando.
-Como a que hora lo podemos encontrar?
– Llega todos los días en el bus de las 17:30
Todo Ok. José nos pregunta de parte de quien, a lo que nosotros respondemos que estamos haciendo un proyecto de cultura, que andamos conociendo a los artistas locales y que nos dijeron que su papá pintaba bien. José reacciona de su letargo y algo se emociona, nos conversa de que sí, que su papá pintaba cuadros, pero que ahora trabajaba en construcción: ¿Quieren pasar a ver algunos de sus cuadros?
Esa pregunta fue la puerta a un mundo insospechado, de un trabajo artístico de alto vuelo. Roberto es constructor independiente, una especie de contratista que realiza obras en la zona para todo tipo de clientes. Tiene una esposa y dos hijos. Gatos, perros y pollos. Una vida plena como la de cualquier otro vecino de Las Cascadas. Pero Roberto es un artista que tiene un talento nato para las artes visuales. Desde joven le gustaba dibujar así es que comenzó haciendo reproducciones de dibujos, naturalezas muertas y realismo. Paralelo a su arte dominaba el oficio de la madera y la construcción, siendo maestro rápidamente.
Estos dos caminos, el artístico y el laboral podríamos decir, se unen cuando por cosas del destino Roberto llega a trabajar en una obra en la casa de, nada más y nada menos que el pintor chileno Claudio Bravo (1936-2011). Cuenta Roberto que él tendría unos 19 años, que entra a la casa del maestro y piensa: – “esta persona hace lo mismo que yo, dibuja raro, pinta, es medio loco también”. Así pasa el tiempo y en la relación cotidiana Roberto le cuenta al maestro Bravo que pintaba, que le gustaba dibujar. Ante lo cual el viejo artista le propone que le muestre sus trabajos y que pintaran juntos.
De esta forma, en el entretanto que Roberto trabajaba en la construcción en la casa de Claudio Bravo comenzó a intercambiar ideas con el artista y este de algún modo le oriento, le enseñó. Hasta el día de hoy, Roberto es capaz de preparar una tela del saco de harina y hacer el mejor de los bastidores. Maneja el óleo sobre tela tal como maneja el martillo y la motosierra. Con el maestro fue una relación fugaz, sin embargo, la explosión artística de Roberto nunca se fue, imprimiendo en su trabajo en la madera y la construcción una pasión y una rigurosidad que hace que su oficio sea reconocido con un verdadero arte.