Esta semana se añadió a nuestras actividades semanales la preparación de La Gran Mateada que tendrá lugar este sábado en San Dionisio. Una iniciativa que se organizó en conjunto a agrupaciones locales como Renacer Campesino y el Multitaller.
¿En qué consiste una mateada? Queda claro que tiene que ver con el hecho de compartir un mate, y es lo que intuíamos incluso antes de llegar al lugar. Sin embargo, esta tradición va mucho más allá de eso. Así, nuestro trabajo de investigación sobre la historia de San Dionisio se extendió a su patrimonio gastronómico, con preguntas como ¿en qué consiste la preparación de una tortilla de rescoldo?, o ¿cuál es la receta original del pebre?. Y el mate, ¿se toma con agua o con leche caliente? ¿Y se toma solo o con otras hierbas? Cuando comprendimos el valor de este tradicional encuentro, nuevas preguntas fueron surgiendo a fin de conseguir todos los productos indispensables para este evento, entendiendo que sus asistentes —los vecinos de San Dionisio— son expertos en este ámbito.
Para los habitantes de esta zona, la comida y los alimentos son fuente de histórico valor. Todos los ingredientes necesarios para crear una mesa de mateada pueden ser conseguidos acá. Muchas veces, incluso, son producidos por sus mismas familias, muchas de las cuales todavía viven de la agricultura. Así, quien prepara las tortillas usará harina que viene del trigo de cosecha personal, el cual cultivó y llevó a moler a un molino para obtener la materia prima base de esta preparación.
Asimismo, el quesillo provendrá de la leche de una de las vacas que nos hemos cruzado en la ruta, o incluso de alguna de las cuales conocemos su nombre. Y es que aquí comprendimos la conexión que poseen sus dueños con ellas, a quienes consideran seres vivos y no una máquina de producir leche. Recordamos con ello a “La Piti”, una de las vacas de don Pedro Lizama, la cual conocimos a través del video que su sobrina realizó de su trabajo para el noticiario que nos encontramos construyendo.
La hora de comer en San Dionisio, a pesar de continuar siendo un proceso con valor y significación, ha mutado en ciertas zonas por el hecho de contar —hoy, por ejemplo— con productos manufacturados en el minimarket más cercano. Por eso la mateada va más allá de comer y tomar un mate: se trata de compartir un poco de cada uno con la comunidad. Es la ocasión de reunión para todos sus habitantes y, en este caso, para nosotros también. Vamos a seguir conociendo habitantes y estrechando lazos, para continuar incentivando la participación comunitaria en este proyecto. Así fue como decidimos que el lugar de encuentro debía ser en la Cooperativa.
Desde los preparativos para este evento al cual ya nos acercamos, operó la magia de la ceremonia del mate. Diferentes agrupaciones se unieron a nosotros para rehabilitar el espacio de la cooperativa, y en cada operación nos sorprendieron con el espíritu de apoyo y colaborativo de la comunidad. Es curioso, pues todos concuerdan sobre cómo se han perdido estos valores. Sin embargo, con este evento hemos evidenciado el destape de esta virtud colectiva. Desde cortar el pasto de la sede —misión para la cual debimos conseguir varias máquinas prestadas y el apoyo de grandes y pequeños—, nos seguimos encontrando con gestos como el del taller mecánico, quien hizo su aporte en la reparación de una de la máquinas caídas durante la larga jornada de trabajo.
Pero lo más significativo en torno a la preparación de esta mateada, es que el trabajo y la visión de esta Residencia empezó a operar en nosotros mismos como individuos, circunstancia de la cual estamos aprendiendo mucho más sobre los habitantes y las cosas que pasan en este territorio.
¡Todo San Dionisio está muy invitado a compartir un mate y mucho más!
Célia