BitácoraResidencias de arte colaborativo

Residencia: Ventarrón Ñirehuao - Coyhaique, Aysén - 2018 Residente: Juana Guerrero
Publicado: 6 de noviembre de 2018
588 del valle de la luna

Durante la tarde del martes recorrimos Ñirehuao a pie, visitamos el cementerio, la plaza, los pasajes y vimos el atardecer ventoso y frío en una caminata silenciosa. Nadie se nos cruzó, ni un alma andaba. Cuando cae el sol y “la helá”, el refugio es el hogar, cerca del fuego.

Pasamos a la casa-taller temporal para comenzar a planear la organización del espacio donde vamos a vivir y trabajar durante estos meses. Conocimos la estufa, está en muy buenas condiciones y nos emociona comenzar a usarla. Empezamos a habituarnos y a dialogar sobre los cuidados que requiere un hogar con estas características. Una casa familiar que hoy está deshabitada pero que alberga todo tipo de bienes materiales que evidencian el paso de los años y los recuerdos de historias que aquí nacieron y se quedaron, casi atrapadas en el tiempo. Recién el sábado conoceremos a la señora Sole, dueña de la casa, solo hemos hablado por teléfono y así cerramos el trato, las llaves nos las paso la señora Sandra.

Por la noche fuimos invitados a la despedida de Osvaldo, un amigo de Gonzalo (profesor de la escuela), cenamos las truchas que pescaron esa tarde junto a Natalia, Alejandra y el amigo a quién despedían. Él abandonó recientemente el puesto de capataz de la Estancia de Ñirehuao para regresar a su tierra en Puerto Octay, éste mismo además nos regaló un cordero que venía completamente congelado, y para nuestra sorpresa, es normal cocinarlo así aquí donde el fuego todo lo puede. Siguiendo sus indicaciones lo metimos tal cual a la estufa y Juana continuó la preparación atenta a los consejos de los presentes. Harta sal, solo sal y más por el lado de la grasa. Entre risas, bienvenidas y despedidas, disfrutamos de la comida.

Durante la mañana del miércoles, nuestra tarea era conseguir la sede del adulto mayor con la señora Elvira, a quien también habíamos conocido en el reconocimiento del territorio, para hacer el hito culinario. Quedamos con Alisson de Servicio País para que ella nos acompañara. De camino a visitarla conocimos a algunas integrantes de la junta de vecinos que estaban reunidas con el PMU (Programa de mejoramiento urbano). Ellas nos presentaron al grupo. Todas mujeres de distintas edades y diversas corporalidades. Les contamos de dónde venimos y más o menos lo que queríamos hacer, les hablamos de “comer, la excusa de la sobremesa” y nos invitaron a realizar la intervención en la sede. Apenas conocimos el lugar, nuestras caras de complicidad se encontraron, nos pareció que contaba con todo lo necesario para realizar el hito ahí, así que cambiamos el plan y no dudamos en tomar el espacio que nos estaban facilitando, sin querer ya teníamos el lugar. A su vez las invitamos a participar y tuvimos muy buena acogida, nos pareció el PMU un grupo muy interesante para generar futuros encuentros, vínculos y acciones que potencien procesos de trabajo colaborativo.

Ellas nos contaron que están en pleno proceso de trabajo para mejorar el mirador de la localidad y que necesitan donaciones de herramientas y materiales. Se nos ocurre hacer un llamado a la causa a través de afiches para repartir y pegar por lugares estratégicos. Nos comprometemos a hacerlos tomando ideas que afloraron en ese momento y acordamos usar una imagen tomada por Alisson de un árbol ñirre. Luego nos encargaríamos de imprimirlos para hacerlos circular.

Seguimos nuestro recorrido para llegar a casa de la señora Elvira que estaba con su marido Evaristo. Como ya teníamos el espacio que necesitábamos, no fue necesario hacer las gestiones, pero si nos hacían falta unos mates y una charla con la presidenta del club del adulto mayor. Nos habló sobre su trabajo en la comunidad, sus intereses y preocupaciones, entre ellas poder utilizar las máquinas de coser que tienen a disposición pero que no sabe usar ni ella ni nadie de la comunidad, según nos cuenta, teniendo todo el material disponible entre telas e hilos. Nos queda dando vueltas el tema de las máquinas. Invitamos a la Elvira y Evaristo a la comida del lunes, pasaremos durante los próximos días a dejarles la invitación.

Por la tarde, fuimos a conocer la posta de la villa, allí pedimos hora para ir al dentista, además conocimos a Ernesto Igor, el paramédico permanente del centro médico. Nos contó sobre el funcionamiento en caso de tener alguna eventualidad. Aprovechamos de invitarlo a “comer, la excusa de la sobre mesa”, realizaremos la primera comida este lunes 12 a las 19 hrs.

Con la jornada en el cuerpo, volvimos a la que será nuestra casa-taller temporal, aseamos, ordenamos y organizamos el espacio, además fue don Serafín a limpiarnos el caño de la estufa, recomendación que nos dio la señora Sandra, así ya no tendríamos problemas con la que será una herramienta fundamental en nuestra estadía. Luego de la excelente y ardua jornada de limpieza, Gabriela encendió nuestro primer fuego hogareño. Ya cansados, regresamos a casa de Natalia y Abraham, donde seguimos alojando hasta terminar de adecuar la casa 588 del pasaje Valle de la luna.

La mañana del jueves la hemos destinado a terminar nuestra limpieza, movimos muebles y habilitamos nuestra mesa de trabajo, ordenamos nuestros materiales en la estantería de la casa, a su vez terminamos los afiches para la actividad del PMU, Alison de Servicio País pasará por ellos para entregarlos y distribuirlos por puntos de información como la Escuela, la Sala Museográfica, la Posta, los Negocios y la Junta de Vecinos.

El fin de semana está destinado a invitar a las distintas personas que hemos conocido, nos han recomendado y cumplen un rol relevante en la comunidad, este grupo diverso dará cuerpo al primer hito culinario.

La preparación de  la junta de vecinos para recibir a los asistentes y las  instalaciones en el espacio para dar otro aire al lugar, serán tareas de los  siguientes días en esta pampa.

 

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