BitácoraResidencias de arte colaborativo

Residencia: Ventarrón Ñirehuao - Coyhaique, Aysén - 2018 Residente: Juana Guerrero
Publicado: 2 de febrero de 2019
Challa en la villa

El miércoles nos ausentamos de Escuela pa’ la calle. Alisson y Abraham nos cubrieron mientras nosotres estábamos haciendo trámites en Coyhaique, aquí se quedaron trabajando en organizaciones del pasacalle. Fueron todes a hablar con Cerafín Chacana para conseguir el carro de bomberos, él dijo que no había problema y que estaba dispuesto a escoltarnos en el recorrido.

Además trabajaron en las canciones que vamos a grabar para ir reproduciendo en alto parlante mientras hacemos la ruta por la villa. Los grandes del grupo son los más entusiasmados en cambiar las letras de las canciones, mientras los más pequeños hacen resistencia y eligen usar canciones típicas de aquí, algunos chamames y una que otra ranchera.

Llegaron menos niños que de costumbre, pero hacemos frente y motivamos a que no decaiga la constancia en los encuentros. Reinventándonos y dando espacio a acciones propuestas por los niñes, como terminar siempre los encuentros jugando a algo distinto, a la pelota, a las escondidas o a otra cosa.

Ese día, también se les recordó traer ropa para comenzar a intervenir y crear el vestuario para el pasacalle. El día lunes comenzaremos con este trabajo.

El viernes teníamos los globos de agua listos para inflar. Nos los mandaron de Iquique, le pedí a mi papá que los comprara en el mercado y apenas llegaron invitamos a los niñes a jugar a la challa.

Les comentamos de qué trataba este juego, les dijimos que era algo muy típico de nuestra zona y que sin duda sería algo que disfrutarían. Nos hicieron preguntas sobre la challa y juntes comenzamos a tramar nuestra propia guerra de agua.

Con agradables 24 grados comenzamos el encuentro con la ronda dinámica, se sentía la ansiedad, ya sabían que hoy íbamos a jugar a la challa, algunos hasta llevaron sus pistolas de agua. Éramos quince en la ronda, quince cuerpxs expectantes al juego. La ronda de este viernes estuvo enfocada en hacer que todes entraramos en calor y así prepararnos para el agua.

Los gritos se sentían en la villa, les niñes estaban eufóricos, felices. Tanto así que cuando se acabaron las bombitas decidieron seguir jugando a puro balde. Se agrupaban y esperaban que el agua les cayera.

Las chicas del PMU vieron todo el juego y al final se motivaron y entraron en la dinámica con nosotres. Risas por montón en este intercambio cultural que activamos.

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