Ya llevamos un mes y una semana en Ñirehuao, las tareas hogareñas cotidianas suceden de forma más fluída mientras el clima nos regala días de sol y calor, cuestión inusual en la región.
Podemos decir que vamos en marcha, conectados y motivados, pues hemos estado en constante acción con la comunidad desde distintos espacios y además hemos podido aportar en la práctica sobre temas de organización, participando de las reuniones de junta de vecinos, donde hemos sido invitados a ser parte de la organización de la fiesta costumbrista de este año.
Salir de la zona de confort es tarea importante en el proceso, tanto para nosotros como para las diversas personas de la comunidad. Dejando prejuicios y primeras impresiones de lado para poder dar espacio al intercambio con el otre.
Hemos trabajado sobre una propuesta que les invade de imágenes no convencionales, ya sea desde los hitos, materiales que usamos, formas de trabajo, hasta nuestras presencias. Este quiebre en la cotidianidad de los habitantes de la villa es lo que a nosotros nos motiva, es el imaginario fracturado donde estamos entrando, conmocionando desde el impacto, aprovechándonos de la frescura que conlleva lo nuevo.
Nuestros hitos dan cuenta de lo que creemos es necesario que suceda, activar una gama de nuevos posibles, en formas, afectos y relaciones. En el Toc – Toc, estuvimos con Sandra y Pascuala, ambas madres que han tenido que lidiar con un sinfín de problemáticas que han sabido sacar adelante, pero que llevan a cuestas en sus cuerpos, nuestras preguntas van al hueso, bordeando la incomodidad, pero siempre en un clima cálido e intimo dado por sus propios hogares.
Conocimos al resto de los ancianos en su club de adulto mayor, cerramos el trato con las colaboraciones que vamos a ejecutar arrancando enero, les comentamos las actividades que pensamos en la organización del festival y se entusiasmaron para sacar una candidata y candidato a Reyes de Ñirehuao, dejando en claro que, como propuso Carmen del PMU, la importancia de este reinado radica en reivindicar lo establecido y más bien conmemorar a aquellas personas que se han destacado en la comunidad. Les recalcamos la importancia de su participación y la presencia, pues nos parecen un grupo que merece todo el respeto y cuidado por sus sabidurías.
Los talleres en la escuela Valle de la Luna van de viento en popa, los niños y niñas nos han demostrado mucho entusiasmo, a diferencia de lo que nos habían advertido, pero lamentablemente nos tocó conocer a Óscar, el profesor encargado, quien cumple el rol de director del colegio. Está volviendo a sus labores pues tuvo licencia desde que llegamos. Cuando presentamos las propuestas al colegio, quien lo reemplazaba era Gonzalo, nos dio un espacio y ese día hablamos con todo el equipo docente sobre lo que teníamos ganas de hacer, tuvimos apoyo de algunos e indiferencia de otros, pero nadie se opuso.
Óscar no le encuentra sentido a nuestra propuesta, si fuese solo por él no nos permitiría el espacio para presentar el trabajo que realizamos, pues no quiere ver interrumpido el acto protocolar que significa licenciarse, nos parece extraña esta exigencia en un colegio con sello artístico. El gran sentido de este trabajo es justamente que exista un proceso en el que podamos vincularnos con herramientas artísticas, que podamos imaginar, ser capaces de crear un contendido que nos traslade a una atemporalidad, en este caso, guiado por los niñes de la escuela en forma de regalo a sus compañeres más grandes.
Los contextos en la villa son particulares, son territoriales y por ende es necesario que se trabaje con agentes que estén renovados, que habiliten, que sean capaces de vincularse con la comunidad completa, agentes visionarios, empáticos y no retrógrados.
La presentación de la obra “La Luz Mala” se va a hacer igual, cerraremos la ceremonia y será nuestro punto de celebración y demostración de que el espacio está ganado, por ellas y ellos, quienes conviven entre la villa y la escuela.