Nuestro tercer encuentro en Kame House para el Ciclo de Cine, bajó considerablemente en número de asistentes. De 13 personas pasamos a 9 y ahora solo fuimos 5 (incluyéndonos a nosotros los Residentes). Es decir, solo tuvimos a dos miembros de la comunidad en la instancia. Pero bueno, no hay por qué lamentarse, pensamos. Lo importante es que Seba Zúñiga nos sigue facilitando el espacio para reunirnos y para generar reflexiones personales, sociales y culturales, a través del visionado de éstas películas.
En la ocasión, proyectamos dos mediometrajes del documentalista chileno Ignacio Agüero: “Cien niños esperando un tren” y “Como me da la gana”. En el primero se retrata la realidad de una población chilena de fines de los años 80, por medio de la realización de un Taller de Cine para niños que dicta la cineasta y profesora Alicia Vega; y en el segundo se trata de representar la forma, los anhelos e intereses que mueven a un grupo de cineastas chilenos de fines de la década del ochenta, para filmar sus películas. La pregunta nos la hacemos nosotros, pero también queríamos que se la hicieran los artistas presentes en el territorio.
La idea era contrastar las motivaciones que sostienen a los protagonistas de ambos documentales y poder generar una analogía en torno a la cultura y al arte. En parte se dio aquello en la conversación. Y se acentuó en las vagas respuestas que daban algunos cineastas (artistas), cuando Ignacio Agüero les preguntaba por qué querían hacer “esa película”, recalcando que al final daban lo mismo sus respuestas pues el título aludía a que en el fondo, las hacían simplemente porque les daba la gana, sin cuestionar si sus motivaciones eran válidas o no. Por otra parte, la profesora Alicia Vega (según yo, una de las mejores cineastas chilenas) no trata de filmar una película, si no todo lo contrario, ella trata de enseñarnos cómo se hace una película. Y nos lo enseña mientras realiza este Taller de Cine para Niños (que realizó durante más de 30 años) en una Toma de Santiago.
Finalmente y lo que hace atractivos a estos dos documentales, es el testimonio que dejan las imágenes capturadas de este Chile en vías de recuperar la democracia. Y claro, las micros, los looks de las personas, las calles antiguas, sus viviendas, las tanquetas de la policía, el deterioro del dispositivo, etc. En definitiva, un poquito de nostalgia.