En la revisión de lo que la imagen ha sido, imprimimos algunas fotografías tomadas en estas primeras caminatas. Paty, generosa, amorosa, vecina entrañable ya, se embala con un pie de limón que ansiamos durante el rato que esperamos llegue la once. Desde el libro de flora y fauna, repleto de nombres, fisonomía, ubicaciones y más, buscamos, comparamos y encontramos mucho más que información. Hay cierta fascinación editorial por esta búsqueda de lo ya habitual, aquello que aun estando siempre ahí, resulta re-conocido, re-encontrado, y quizá, re-valorado.
La cocina siempre atenta a lo salado, al marisco y el pescado estas primeras semanas, se endulza rápidamente. Harina, mantequilla, azúcar, huevo, una maza perfectamente blanda y esponjosa, esa que hacen los que casi nacieron amasando en el campo. Batidora y almíbar, el merengue en segundos firme y seductor. Conversamos de las tomas fotográficas hechas hasta ahora, y de las fotografías impresas; de cómo una imagen puede reflejar una historia, la emoción que se tiene desde un lugar determinado, o la posibilidad a través del lente de observar lo que a menudo pasa inadvertido. Llevamos la mitad del pie a Niche y parte de su familia que está en la casa de arriba. Lo que sigue después, confesiones, confidencias y más cercanía. Comunicación vecinal que se va transformando en amistad dulce entre un trozo y otro; algo más allá del proyecto, imposible para una bitácora en línea.