El viaje comenzó en Iquique, decidimos cruzar el país por tierra, queríamos conocer parte de la variada geografía que recorre Chile. El primer tramo lo hicimos con Gabriela al volante. La larga e inacabable ruta 5 norte nos dio tiempo para despedirnos de nuestras tierras y colores, del desierto que tanto nos gusta y del pacífico que nos alborota.
Cual caravana, Sebastián se nos unió a la ruta en Valparaíso, y ya reunido el equipo completo arrancamos nuestro viaje con destino a Ñirehuao por la ruta 5 sur, dirección carretera austral.
Las imponencias del paisaje, las curvas del camino y los bosques se nos muestran por primera vez. Es nuestro destino el asombro al dimensionar cuan diverso es el territorio.
Llegamos a Ñirehuao y lo primero era ir a conocer la casa que habíamos conseguido para vivir durante el período de residencia. A diferencia de lo que pensábamos, la dueña de la casa no nos esperaba y nuestra primera dificultad fue quedarnos sin techo.
En nuestro reconocimiento del territorio conocimos a quienes fueron nuestros salvavidas en esta primera mala pasada. Natalia, educadora de párvulos de la localidad y Abraham de Servicio País, nos alojaron y acogieron desde nuestra llegada, con ellos disfrutamos nuestras primeras cenas y encuentros en torno al fuego. También fuimos invitados a comer a la casa de JP y Alyson, el primero profesor de la Escuela Valle de la Luna, y la segunda también de Servicio País. Ellos nos prepararon cordero y compartimos un agradable momento que incluyó una trucha de regalo de bienvenida, con el compromiso de que al otro día preparemos la especialidad de Gabriela: el ceviche, esta vez con pez de río.
Resultó un fin de semana de comidas y sobremesas extendidas donde nos contaron sobre la vida en la localidad, intercambiamos experiencias y comenzamos a tramar futuras colaboraciones.
Algo de calorcito hemos traído del norte, nos han tocado días de sol aunque el viento no da tregua en Ñirehuao, y al caer la tarde, el frío y la lluvia de nieve agua se toman las pequeñas calles.
La Señora Sandra nos alojó en nuestra primera visita, ella y su esposo Carlos estuvieron pendientes de nuestra llegada, y cuando esto sucedió, ellos estaban en el campo. Apenas regresaron nos invitaron a tomar mate y nos dieron la noticia de que habían encontrado otra casa para nosotros. Luego de unos mates y la correspondiente charla para ponernos al día, partimos a ver la casa esperanzados.
La casa de la señora Sole será nuestro hogar-taller temporal, esta semana comenzamos a ordenar y limpiar nuestro nuevo espacio, para luego trasladar nuestras cosas. Tuvimos suerte de encontrarla porque es muy difícil aquí.
Durante estos días iremos a visitar a la señora Elvira, la conocimos en nuestra visita anterior. Ella tiene a su cargo la sede del adulto mayor y le vamos a proponer realizar los hitos culinarios semanales en el espacio que organiza, y la invitaremos a participar.
Ya comenzamos a trabajar en las invitaciones y posibles intervenciones para convocar a la comunidad a nuestro primer hito: Comida, la excusa de la sobremesa. Esta vez nosotros los recibiremos con un menú sorpresa.