El viernes era la despedida en comunidad en la sede de la Junta de Vecinos, espacio clave y punto de encuentro para las acciones desarrolladas según hitos planteados en VENTARRÓN.
Días previos creamos un collage para invitar a los vecinos a compartir una once y ver juntes los videos resumen de los siete hitos: “Comer, la excusa de la sobremesa”, “Salvados por la campana”, “Expresión en movimiento”, “Escuela pa la calle”, “Toc-toc”, “Muchos años” y “1er encuentro costumbrista Del Valle de la Luna”.
Era importante dar cuenta, a través de las imágenes registradas, los distintos procesos que abarcamos en comunidad y así evidenciar la constancia de los encuentros, el compromiso y las experiencias compartidas, las buenas y las malas, el trabajo colaborativo y aquello que nos tranca, los aprendizajes y la unión que ocurre, más cuando el dicho “la unión hace la fuerza”, cobra sentido.
Desde un principio planteamos que el trabajo no estaba decidido por nosotres, todo lo contrario, estábamos dispuestos a ser guiados por las experiencias que fueran apareciendo y así fue como una cosa llevó a la otra.
Comenzaron a llegar los vecinos, estábamos un poco atrasados porque a última hora empezó a correr el viento fuerte de Ñirehuao, queríamos intervenir afuera de la sede, conseguimos tres proyectores para hacerlo, pero apenas llegaron los vecinos nos dijeron que estábamos locos, que mejor nos fuéramos pa’ dentro, así partieron unos a prender el fuego y nosotres comenzamos a mover los proyectores.
Al final usamos uno, mientras lo instalamos los que venían llegando iban dejando sus cooperaciones en la mesa, otros armaban los mates y arreglaban los platos con queque, sopaipillas, galletas, calzones rotos, el pebre y más delicias.
Éramos casi 30, igual que en nuestra primera comida, estábamos listos para comenzar.
Cada cápsula de video fue comentada al principio y al final de la proyección. Partimos con el hito culinario, ahí nos vimos todes por primera vez en pantalla grande, al principio tímidos, recién apenas conociéndonos. El tiempo pasando en imágenes, acompañadas de la voz de Gloria, Naya, Pascuala y Nati, las chicas del PMU que nos acompañaron en todas las comidas.
Algunes vecines nos comentaron que les habría gustado seguir, que fue algo nuevo para ellos. Re-encontrarse, mirarse, compartir, discutir y armar acuerdos entre varies. Esta experiencia en torno a la comida, como gesto micropolítico, fue la acción que dio pie a las activaciones con la comunidad, siendo una de las más importantes la organización el encuentro costumbrista de la localidad.
Seguimos con “Salvados por la campana” hito que realizamos durante casi un mes con los niñes de la Escuela Valle de la Luna. Convocamos a través de afiches y experimentamos el rechazo de algunos profesores y del director de la escuela durante el desarrollo de los encuentros. Hablamos sobre esto y también sobre cómo se estigmatiza a les niñes desde la institución. La importancia de dar valor y constancia a los procesos de trabajo colectivos. Propiciando instancias de intercambio y retroalimentación entre los más pequeños de la villa.
Llegó el turno de las abuelas queridas, emocionadas se veían en la pantalla grande, sonrisas cómplices de un grupo hermoso que no le teme a la activación a pesar de los años, aunque muchos crean que a esa edad es poco lo que se hace, estas abuelas nos muestran lo contrario. Una cápsula que habla sobre salir de la rutina y acompañarse en la costura, crear redes de trabajo y contención para unificar el club y contagiar a los que están dormidos.
Así compartimos y comentamos cada hito, entre risas y nostalgias, al vernos juntes disfrutando de la evidencia del proceso, juntes recordando los meses compartidos y trabajados. Teníamos pena, mucha pena, solo dos días nos quedaban en la villa y esta despedida estaba siendo una de las más difíciles que nos ha tocado.
Todos los presentes llevaron algo para comer y compartir, luego de la proyección pasamos a la mesa y compartimos mates, abrazos y agradecimientos iban y venían. Las Chicas del PMU pidieron la palabra, Carmen tenía una nota en sus manos y comenzó a leerla, se emocionó, nosotres también, nos agradecen el trabajo y la amistad, el apoyo y la confianza y nos tenían regalos de sorpresa. Gabi se fue con su cuchillo patagón, Sebas se llevó un pañuelo de gaucho y yo tenía mate nuevo de la Patagonia.
Demasiados sentimientos invaden este momento, aún no podemos procesar ni decantar del todo, el viaje de regreso será para pensarnos y ya extrañarnos. No volveremos a despertar con los cantos del gallo y dejaremos de escuchar el viento fuerte.
El sábado nos quedaba la última tarea, ir a instalar el collage al museo. Don Tito se ofreció a ayudarnos y cuando llegamos vimos que hasta un marco le había hecho al cuadro. Él, su esposa y Raquel, encargada del museo, estaban emocionados al ver el resultado del trabajo, con un par de recortes, como dijo Raquel, habíamos hecho algo significativo. Prometen mantenerlo y cuidarlo, la primera obra de arte contemporáneo ya está instalada en el museo.
Aquí las cápsulas de video que generamos en los procesos: