Fui invitado por Nelson, miembro de la Agrupación “Te falta calle”, al programa radial “Ordenando la casa”. La cita es a las 16:30 en la Radio Comunitaria Amanecer (107.9 FM en Caldera – www.radioamanecer.cl).
Camino calle arriba rumbo a la radio. Una ventolera que se levantó desde temprano, hace sonar las calaminas de los techos. Y aunque las rachas son tenues (40 kms/hora) en comparación a los vientos que se levantan en primavera y verano en la región de Magallanes, donde es preciso atar cuerdas entre postes y veredas para que los peatones puedan sostenerse, la tierra en suspensión dificulta la visión.
Me encuentro en calle Los gladiolos con Yerko, un chico de veinte años miembro de la Agrupación Teatro Satori, a quienes vimos presentarse (en un galpón al lado de la radio) hace unos días atrás. Le pregunto por la ventolera y me responde que no es habitual en estas fechas. Desde lo alto de Caldera se aprecia la capa de polvo que invade la ciudad. Mientras subía, pensaba en el final de la famosa novela de Gabriel García Márquez: “Entonces empezó el viento, tibio, incipiente, lleno de voces del pasado…”.
Llegamos juntos a la radio, ambos seremos panelistas del programa. Nelson me comenta que hará preguntas sobre mi vida personal, con el fin de que la gente me vaya conociendo (utiliza la palabra vínculo, y a mi me llama la atención porque, últimamente, he pensado que yo mismo la utilizo, a cada momento, para referirme a la necesidad de formar un “vínculo con la comunidad”, y esa frase me empieza a sonar cada vez más, como un discurso aprendido).
Partimos hablando de mi lugar de origen. Yo le digo que soy de Recoleta y Conchalí, sector periférico y norte de Santiago, y me resulta imposible no citar a Zalo Reyes. Nelson responde que su madre nació un 9 de noviembre, y yo continúo con la frase “y como siempre sin tarjeta…”. Luego me pregunta como decidí entrar a estudiar Cine, y yo respondo lo de siempre, que no tenía idea de lo que quería hacer, y menciono a “Don Bela”, un viejo amigo que me sugirió la idea de que por medio del cine podría hacer y ser lo que quisiera (después comprendí que aquello se extrapolaba a cualquier disciplina parecida al arte). Continuamos con una catarsis colectiva acerca del CAE (que sigue sin caer). Hablo sobre las consecuencias y los costos de haber pagado toda la carrera utilizando dicho crédito. No tengo nada bueno que decir al respecto y evito usar improperios al aire y meter la pata (ya lo había hecho antes al referirme a un conocido “tirano”). También conversamos acerca de mi experiencia viviendo en Valparaíso (tema para largo), y resumo nombrando las subidas más concurridas (Ecuador y Cumming) y el bar Roma. Después cuento sobre mi época como Profesional Servicio País, de mi posterior llegada a la Región de Magallanes y la Antártica Chilena, y finalizo comentando sobre los proyectos cinematográficos que estoy llevando a cabo. Después de eso, seguimos con la catarsis grupal y empezamos a referirnos a la PSU (Prueba de selección universitaria) que deben dar los jóvenes en solo unas semanas. Yerko es uno de esos muchos jóvenes que ven en esa evaluación el camino mejor pavimentado hacia el futuro. También hablamos sobre la presentación de la obra que presentaron hace unos días y preguntan mis impresiones al respecto. Yo rescato, por sobretodo, el valor y las ganas de querer hacer cosas, más allá de los resultados (otro discurso aprendido).
Un auditor llama a la radio. Pienso en la posibilidad de que sea un “palo blanco” o que se trate de mi hermano menor y un tío, a quienes comenté y di el link para que escucharan el programa. Sin embargo, me sorprende que en verdad fuera un interesado en lo que había estado comentando acerca del trabajo de Residencia de Arte Colaborativo. El auditor me plantea dos cosas fundamentales: la primera, sobre cuál era mi impresión o qué diagnóstico hacía sobre los jóvenes de la comuna, si acaso me sorprendía que en un lugar como Caldera existiese tanto interés sobre temas artístico-culturales, y lo segundo, si acaso se podría hacer un cortometraje (lo que la mayoría de la gente piensa que vamos a realizar como Residencia) con dichos jóvenes. Trato de ser elocuente y responder asertivamente sus preguntas. Pero es imposible no sentir una cierta cuota de nervios. De hecho, ni siquiera he querido escuchar el programa (que fue grabado por Nelson) para no enterarme de las tonteras que pude haber dicho estando al aire. Sin embargo, Nelson me comenta que estuve oportuno.
Último bloque del programa. Ya son casi las seis. Desde la radio partiremos, en medio de la ventolera, a una reunión de la comunidad en el Centro Cultural Estación, donde se tratarán temas acerca del proyecto ANDES LNG (Bahía Chasco). Antes de bajar hacia el centro de la ciudad, subo una imagen a mi Instagram (red social que utilizo en reemplazo de Facebook) utilizando los hashtags #residenciasdeartecolaborativo y #redcultura (es primera vez que utilizo el gato en una publicación). La imagen, que se puede ver en esta entrada, dice la frase: “Estamos al aire” y se aprecian algunos micrófonos, un ventanal y una bandera mapuche. Todavía no ha sucedido, pero 1600 kms al sur, en Ercilla, un joven comunero recibirá un disparo en la cabeza mientras conduce un tractor junto a un adolescente de 15 años. Camilo Catrillanca morirá mañana, en una lejana localidad de la Araucanía. Esta tarde, junto a Nelson y Yerko, camino cerro abajo tapándome los ojos, en medio de una inusual ventolera. Y pienso en el último de los Buendía. “Lo imagino descifrando los pergaminos de un viejo gitano mientras Macondo es arrasado por el viento y desterrado, para siempre, de la memoria de los hombres”.