Es la finalización del verano. Ayer en la Explanada del Puerto tocó Noche de Brujas, y la cantante Marisela apareció como la gran apuesta de la jornada. Me hubiese gustado verla cantar, siempre que la escucho se viene el recuerdo de mi tía Carmen, mi perro Sultán y mi gato Suertudo. Es algo como un cliché de la infancia, como el jugar a la “micro” con mis primos, cuando mi madrina hacía aseo general en su casa de Renca y nosotros la ayudábamos sacando las sillas y sillones al patio.
La Il. Municipalidad de Caldera despidió el verano con un gran acto masivo. En contraparte, la Agrupación Te Falta Calle regresaría al día siguiente al Nuevo Espacio Feria “Entre Rieles”, a un costado de la Avenida Ferrocarril, para despedir en su particular estilo, el verano calderino.
Seba Zúñiga y su blues irreverente, las cuecas de la Jenny, las baladas de Marcos, la chacarera de los pequeños bailarines de Pici Purum y la danza moderna de la pequeña Sofía, fueron los números que colmaron el pequeño anfiteatro de la Feria “Entre Rieles”. Además, Nelson realizó un taller de títeres y nosotros, los “artistas residentes”, realizamos un pequeño taller de “Taumátropo”, juguete mágico del Siglo XIX que propone las primeras aproximaciones a la imagen en movimiento.
La instancia además, coincide con la despedida de Ariel (profesional Servicio País), quien a lo largo de toda nuestra Residencia estuvo apoyando el proceso de vinculación y trabajo con la comunidad. Por lo que terminadas las presentaciones artísticas, la invitación era asistir a la casa de la Jenny (Te Falta Calle) a seguir celebrando en grande.
Durante toda la actividad tuvimos escasa convocatoria. Competíamos con Becky G y Bad Bunny en el Festival de Viña del Mar. Pero si debo decir algo positivo, es que muchos niños y niñas disfrutaron de los talleres que realizamos. Tanto así, que los vi mucho rato expectantes mientras yo preparaba los materiales para dar inicio al Taller, acerca del juguete que les enseñaríamos realizar. Y lo mejor de todo fue que algunos papás y mamás presentes en la jornada, se involucraron y ayudaron a sus hijos e hijas a hacer sus taumátropos.
Finalmente cada niño y niña hizo uno y lo presentó ante el público asistente, contándoles que se trataba de una “maravilla que daba vueltas”. En un círculo de cartón pegaron uno de papel con un dibujo por un lado y uno distinto por el otro, y luego lo hacían girar con unos cordelitos que se ataban a los extremos del círculo. Por ejemplo, en un círculo se dibujó un corazón y por el otro solo una flecha. La magia ocurrió al momento de girarlo, cuando a través de un fenómeno conocido como “Persistencia retiniana”, veíamos cómo el corazón era atravesado por esta flecha.
Es segunda vez que enseño a hacer esto a los más pequeñ@s. La primera vez fue en una escuela rural en Puerto Edén, la localidad más aislada de Chile. Y aunque creo que nadie lo hace como Alicia Vega, la profesora del documental “Cien niños esperando un tren”, poder replicar y transmitir este simple artilugio de la imagen en este espacio de la Feria “Entre Rieles” (un día de fines de verano en Caldera), me hizo pensar que debimos darle mucho más espacio a niños y niñas durante la elaboración del proyecto, y que debimos vincularnos mucho más con ell@s, durante nuestra Residencia.