El lunes nos esperaban las abuelas en el club, días antes nos contaron que tenían un pedido de 15 bolsas de tela pero esta vez debían ser más grandes. Además de las bolsas les han encargado manteles, individuales, cortinas y sábanas. Están súper activas, tomando pedidos y reuniéndose sagradamente por las tardes.
Estamos agradecidas de haber sido parte de este proceso con las abuelas, aprendimos mucho de ellas y de lo importante que es tener un espacio donde trabajar, aprender y valorar la experiencia.
Estas abuelas literalmente nos han robado el corazón, cada una a su manera, con sus mañas y sus historias. Pudimos acercarnos, compartir desde el trabajo que realizamos por más de un mes, tres veces por semana y a veces cuatro. Largos recreos, como ellas le llaman a los mates después de la jornada de trabajo, donde pudimos charlar y acordar los pasos a seguir.
Para ellas costurear era un deseo que estaba limitado por su poco conocimiento y práctica en el oficio, hecho que cambió y que hoy se ha transformado en una red de trabajo comprometido y constante, con visiones a futuro y con nuevas metas por cumplir.
Serigrafiamos entonces las bolsas, el asombro siempre fue testigo del hacer, celebraban los colores y aprovecharon de estampar más telas para armar banderas y cubre mesas.
Para el término de nuestra última jornada con ellas, compartimos una once y la nostalgia se tomó la tarde ventosa, palabras de amor y agradecimiento nos dijimos y les recalcamos que es fundamental que ellas sigan activando su espacio y utilizando sus herramientas. Hasta con sidra brindamos, abuelas queridas las vamos a extrañar mucho.
Al día siguiente nos juntamos en el museo para terminar el collage, junto a la señora Raquel, Natalie, Carmen y algunos niñes. Solo nos quedaba terminar de pegar el fondo y comenzar a tramar las imágenes previamente seleccionadas. La jornada resultó bien y la señora Raquel comentó que nunca pensó que con un par de recortes íbamos a hacer algo tan lindo, dijo estar contenta de que el collage hecho entre varies quedara en el museo y se comprometió a cuidarlo.
Don Tito se ofreció a ayudarnos con la instalación del collage, así que nos reunimos el miércoles en el museo para tomar las medidas y decidir en qué parte y como quedaría instalado. Le gustó mucho como quedó y nos contó que también él hacia collage cuando era joven. Se motivó tanto que dijo que haría un marco y pensaría la manera para que el vidrio quedara bien instalado. Reutilizamos el vidrio que usamos para la caja de luz y ese sería el soporte de nuestro collage.
La Toya nos tenía preparada una despedida junto a su viejo, nos invitaron al campo donde trabaja el último, y juntes cocinamos un ceviche de truchas que pescó días antes Evaristo. Como si fuera poco, también tenían una parrillada y ensaladas para el almuerzo, y de postre un paseo en caballo. Estábamos felices, después de cuatro meses por fin pudimos andar a caballo.
La Toya es otra de las mujeres que conocimos que nos encantó con su visión y su forma de vida, siempre nos apoyó y constantemente nos agradeció el hecho de estar ahí trabajando con la comunidad. Fue una linda despedida, inesperada también, nos conmueven estos actos que atesoraremos, hacer lazos y amistades en torno a la comunidad y así contagiar también nuevas formas de relacionarse.
En la noche era el turno de la despedidas de las amigas, Pascuala nos esperaba con otra parrillada!!! ¿No será mucho? pensamos, pero solo nos quedaban algunos días y hay que aprovechar.
En casa de Pascuala nos esperaba Guadalupe, Vero, hija de Carmen, Nicole y Vale, el cuerpo de baile casi completo. Comimos y brindamos, bailamos y lloramos. Estuvimos hasta altas horas de la noche compartiendo y recordando el proceso que hicimos juntas. Grandes mujeres tiene Ñirehuao, hoy quizás más seguras de lo que son porque hemos vivenciado cómo a través de prácticas corporales han despertado nuevas formas de relacionarse con sus cuerpos. Nos duele la distancia que se avecina y a ellas también, nos aconsejamos entre todas para cambiar aquellas cosas que nos incomodan, para ser más fieles a lo que cada una es y para dejar de guardar aquellos sentimientos que necesitan salir a flote.