Estas semanas previas a la navidad son una locura. Incluso en una ciudad pequeña como es Caldera. La mayoría de las personas tienen compromisos, y es difícil coordinar un día para juntarnos a compartir una “cena”, y de esta manera oficializar a los miembros participantes del proyecto y al grupo motor que va a llevar a cabo el proyecto. Aún así, nos damos maña para programarnos para la tarde-noche del 21 de diciembre. La idea es que pueda asistir la mayoría.
A media tarde nos juntamos en casa de Ana junto a Daniela (Profesional SPC) y Marylita (luego de hacer las compras e ir al programa “Ordenando la casa” que conduce Nelson). Decidimos entre todos hacer carne con papas y ensaladas. Pero al final, fueron las tres compañeras mencionadas quienes tomaron la batuta y formaron la “Comisión Chefcito”. Yo estorbaba un poco y solo me dedicaba a malcriar a Renato (hijo pequeño de Marylita). Mientras Ana le daba un “Golpe de Horno” a la carne, yo me fui a la Villa Padre Negro a preparar la Sede, junto a Doris, para recibir a quienes confirmaron que asistirían a la cena. Sin embargo, Doris ya tenía casi todo listo. Llegué un poco tarde a colaborar. La cita es a las 19:00 hrs. La idea es compartir en un ambiente distendido, más allá de la formalidad del proyecto. En definitiva, que la instancia sirviese para generar lazos y confianza entre los participantes. Y pienso que así fue como ocurrió. La velada se prolongó hasta pasadas las 1:00 AM. Comimos, bebimos vino (que cada invitado trajo consigo) y charlamos acerca de las motivaciones que nos llevan a formar parte del proyecto. En la sobremesa surgen las primeras ideas para la realización de una creación conjunta: Fanzine, Musical, Documental, son algunas de las propuestas que van en la línea de visibilizar a los artistas locales e invitar a la comunidad a ser parte de un proceso creativo. Lo principal, remarcamos, es poner énfasis en el proceso de desarrollo más que en el resultado. Hacia el final de la Cena hacemos un círculo y ponemos nuestras manos en el centro, en señal de fuerza y energía para el proyecto. Me quedo con un grado de cierta conformidad. Los casi veinte asistentes al encuentro, me dan el “empujoncito” que necesitaba para retomar la confianza respecto del trabajo que he estado desempeñando.
Luego de limpiar y ordenar la sede, nos vamos a celebrar el Solsticio de Verano a la casa del Seba Zúñiga. En su patio trasero, se presentan músicos y poetas. El día se vuelve eterno y los salud, en señal de camaradería, se perpetúan. A eso de las 5 de la noche-madrugada llego hasta mi casa, en pleno centro de Caldera. “El escondite porteño” recién ha cerrado sus puertas. Pongo a cargar la batería de mi cámara.
Mañana sábado 22 de Diciembre es la Sexta Versión del “Encapúchatelo”, actividad organizada por los motivad@s de “Te falta Calle”, y me comprometí a grabar la jornada. Antes, también, los ayudé a diseñar el afiche que usaron para la difusión y los acompañé durante las dos noches que levantaron “La casa del terror” (toldo disfrazado con ornamentación de Halloween donde se exponen imágenes y videos acerca de las Infecciones de Transmisión Sexual) en las calles de Caldera. Señalo esto, en esta entrada, porque me parece más que prudente ayudar a generar conciencia acerca del contagio del VIH y otras ITS, y me parece que lo que hacen los muchach@s de “Te Falta Calle” es una buena forma de ayudar a prevenir.
Mientras la luz verde del cargador de la batería parpadea iluminando tenuemente mi pieza, analizo la jornada. La carne necesitaba un “golpe de horno”, de lo contrario no iba a estar lista para la hora de la cena. Y creo que yo también necesitaba de ese pequeño empujoncito. La frase que da título a esta entrada, se la oí decir de Gabriela Sandoval a mi gran amigo Claudio Gómez, una mañana de otoño en Villa Cerro Castillo, antes de despedirse le dijo –Che!!, el pibe tiene talento. Solo necesita un golpe de horno. A lo que mi compadre le respondía –Claro que Taaaá Len-to!!!