Abuso, crisis, expresión, injusticia, fútbol, muerte. En el contexto posterior a la noche en que Carabineros de Chile atropella dando muerte a un hincha de Colo Colo, e intentando tener la mente en el trabajo por continuar tras esa noticia, comenzamos el proceso de impresión fotográfica y edición de contenidos para la publicación impresa a producir. Aunque el verano y las visitas de familiares que vienen a ver a todos los vecinos hacen difícil reunirlos, de a uno van llegando día tras día a ver resultados de lo que estos meses de tardes y noches de caminata juntos han traído. El conjunto es emocionante y evocador, y nos hace pensar en el potencial mayor que existe aquí, ahora que por primera vez un grupo se reúne en torno a la creación. Ese grupo, el conjunto de quienes construyeron esta publicación, sus amistades y parentescos, sus disputas y desigualdades, su incapacidad de reunión mayor; todo queda atrás al ver el conglomerado de imagen colectiva de Huiro que han creado. Ahí, están todos, igual.
A pocos días de terminar el proyecto y dejar la residencia hasta el retorno en marzo con la publicación impresa, empezamos a entregar algunos de los equipos que quedarán para la comunidad. Arelia, de imágenes increíbles de insectos, flores y animales salvajes, siempre anduvo desde hace meses tomando fotos con su celular. Algunas las rescatamos incluso buceando en un chip anterior que “hace mil que no veo”. Se lleva una de las cámaras fotográficas automáticas del proyecto, con la felicidad de saber que ahora todas sus fotografías saldrán como las que pudo tomar para el libro los días que anduvo con ella, perpetuando la posibilidad futura de nuevas experiencias fotográficas en la flora y fauna nativa que le rodea. Afuera de casa, el sol pega tan fuerte que casi no se nota que es el viento el que quema más la piel que la radiación misma. Ese viento, que Paty ya nos había advertido, sopla muchísimo más fuerte en verano, tanto, que a pesar del sol “hay que andar con chaleco y se cae todo”. En ese todo, horas después, vemos cómo el canelo alto al costado del estero de la casa ha caído sobre una de las ramas grandes del mañío, el canelo muriendo desde la raíz, nos lleva a una analogía imposible de soslayar; en tiempos como los de hoy, hay vientos que pueden arrasar con lo más sagrado, abolir lealtad y matar la pasión.