La cita es para tomar once a las 19:00 hrs. en la sede de MDU Sindicate. Se trata de una reunión-charla-once para dar el “vamos” a la elaboración del proyecto para la Residencia de Arte Colaborativo. Partimos con una dinámica de inicio, liderada por Nelson (Te falta calle), que nos convirtió en una ensalada. Y soltamos, también un poco los músculos. A los cerca de veinte asistentes a la jornada, lo primero que les pedí fue anotar en un papel el nombre de un artista y el título de una obra.
Luego de profundizar en lo que refiere a este tipo de proyectos (una vez más), pasamos a reflexionar acerca de los nombres y títulos que cada uno de los asistentes a la jornada había escrito. En cuanto a los artistas, surgieron nombres como: Bob Marley, Pablo Neruda, Violeta Parra, Evelyn Cornejo, Javiera Mena, Brian Weiss, Beethoven, entre otros. Mientras que, entre las obras de arte surgieron nombres como: la canción “la cueca crece”, la película documental “Nostalgias de las luz”, el poema “Ha cambiado el mundo” (de Loco Resiliente), la película “Mi vecino Totoro”, la novela “Llano en llamas” de Juan Rulfo, etc. A continuación, hice la pregunta a los presentes: ¿Quiénes se consideran artistas? Y levantaron la mano, justamente, los que yo pensé que lo harían. Nos dividimos en dos grupos: Los artistas/La comunidad. Y empezamos a reflexionar en torno a lo que debería tener y a lo que no debería tener un artista. La discusión se prolonga bastante rato. De hecho, terminamos pasándonos en la hora. Surgen varias reflexiones interesantes. Recojo la siguiente: “El arte debe ser capaz de transformarnos y emocionarnos”.
Terminamos la sesión haciendo un círculo, donde cada uno de los presentes debe decir una palabra positiva a favor del proyecto. Pero no conforme con decirla, habrá que lanzarla como si fuéramos Goku (el pequeño niño con cola de mono de la Serie de Animé Dragon Ball), y gritar al unísono un “kamehameha”.
Entre-paréntesis. Es la primera vez que subo imágenes de la comunidad. Antes no lo hice, por respeto a ell@s. Las fotografías (en esta ocasión) las tomó con una cámara que le presté, la pequeña Sofía, también reportera y bailarina y representante de la comunidad. (Yo, solo retoqué un poco las imágenes).