Esta semana, se venían las primeras revisiones finales y ediciones del material para el libro impreso que hemos estado en conjunto conversando “se tiene que hacer”. Para hoy domingo, se esperaba poder programar incluso una primera jornada de maquetación que nos llevara a una lluvia de ideas de lo que podríamos hacer, incluir, descartar o potenciar dentro de la publicación. Pero el clima, el verano, las vacaciones de casi todos, los turistas que han llegado, llevan a todos por Chaiguin, y nos convencen de tomar el día como un paseo mas desde donde trabajar lo fotográfico en medio de un relajo mayor. Terminamos caminando por la ribera norte del sector llamado “la barra”, fotografiando sobre todo aves, rocas y olas.
Se postergo la edición y maquetación colectiva por mas paseos, como hoy que se descansó a punta de esfuerzos frustrados de agrupar a algunos para venir a trabajar a casa. Al mismo tiempo, y como nunca se sabe, nos encontramos en el puente con Marcos, un vecino que trabaja en arreglos de ductos de agua y control de presión en Huiro. Hace semanas me entrego en la casa una cámara que hace tiempo no agarra, y que va y viene sin carga esperando poder aprender más para usarla. Pasaron los días en que el trabajo no le dejó más tiempo para vernos, y así ya reprogramamos nuevas caminatas para los que siguen.
El sol y el calor en Chaiguín, más que en Huiro mismo por el viento fuerte, hace que todos quieran tirarse al mar. El oleaje irregular arriesga una producción mayor de fotografías o registros, pero divierte, y da una calma confianza nueva a los que pasamos la tarde juntos del grupo. Nos quedamos un rato en la costa de la ribera norte del río, justo cerca de donde “la barra” separa –o une- esa juntura entre río y mar, repleta de aves que sabemos tenemos que volver a fotografiar uno de estos días. Mirando hacia el otro lado del río, me hablan de don Juan y sus choros maltones. Imposible de soslayar, entre las redes nos llenamos de un par de kilos para llevar de vuelta a casa, en uno de esos días de verano que todos en Huiro terminan en algún momento de la semana disfrutando.