BitácoraResidencias de arte colaborativo

Residencia: Al Des-borde del Camino Huara, Tarapacá - 2019 Residente: Colectivo Pacto
Publicado: 10 de enero de 2020
Ajayu: Luna llena en la pampa salitrera    

Personas esforzadas y trabajadores del norte, lucharon sin cesar por sus derechos, derramando sangre y sudor, luchando hasta sin dolor y aguantando la muerte de varios sin pudor y la opresión de su gobernador. Se cansaron que lo hagan explotar por un costal de fichas, pocos quedaban pero dieron el “bam” que cambió todo el mal…

 

Piero Manzoni, Joven de Huara, integrante del grupo juvenil Ajayu.

 

En la búsqueda de voces pampinas, en estos palazos que damos al salino suelo de este desierto mineral, aparecen memorias de niñxs y abuelxs que nos susurran historias de este pueblo al Borde del camino. En este andar, nos preguntamos por lxs jóvenes de este lugar: ¿dónde están esas voces que aún no nos cantan?

 

En Huara hay un grupo juvenil llamado Ajayu, voz aymara que significa “juventud espiritual”. Laura nos contaba de sus murales y sus campamentos, de sus ganas y falta de apoyo. Queríamos conocer sus memorias y gestionamos un primer acercamiento en una reunión en la que planificarían un campamento para niñxs en febrero en Pica. Fue un bello primer encuentro: encuentro de sonrisas, tabúes, secretos y, por qué no decirlo, desconfianzas naturales de quienes no creen; de quienes no han recibido apoyo de las instituciones ni la atención que se merecen. Sin embargo, a pesar de ello, abrieron sus puertas para nosotros y nos dejaron atravesar ese umbral.

 

Surgieron muchas ideas y con ellas, las ganas de colaborarnos. Rubén -su presidente-  nos invita al campamento que llevará a lxs niñxs de Huara a disfrutar un fin de semana en otros paisajes y otras realidades. Aceptamos la invitación y proponemos realizar una instancia nocturna para conocernos más, contar historias escondidas, misteriosas; a reír y a caminar a la luz de la luna llena de estos días. Entonces, coordinamos ir de caminata a la oficina Salitrera “La Puntilla”

 

El calendario marcó el viernes -peligroso, pues este día no puede llamarse por su nombre al personaje que vaga por las noches – y Ajayu nos llevó a caminar hacia la salitrera. Las nubes cubrieron el cielo nocturno mientras ellxs recogieron leña, llevaron algo para el frío -que nunca hizo su aparición- y, al calor de las llamas comenzamos a conversar… Las máquinas fotográficas y las grabadoras de audio corrieron por sus manos. ¡Nuestros juguetes les hicieron sentido! En contraste, los instrumentos musicales quedaron guardados, pues la conversación era más interesante…

 

Entre la PSU y las sonrisas, Piero -gran narrador- cambió el tenor de la conversación y comenzó con las historias y cuentos de misterio… Apareció el innombrable “Pije” entre nosotrxs: bien vestido, zapatos de charol, sombrero de copa y dientes de oro; protegiendo sus riquezas de cualquier persona que intente arrebatar su tesoro. Un perro de dientes blancos y afilados, ojos rojos y pelaje negro lo acompaña. No tiene pañuelo rojo, al contrario, es defensor de los intereses del bien vestido Pije, este hombre de alcurnia a quien la gente teme… Al parecer, como canta Violeta ”el León es sanguinario en toda generación” y las bocas de los pueblos lo saben.

 

Todxs se entusiasmaron con el misterio y pronto ya hablábamos de muertxs y fantasmas, de sonidos de balas y gritos de dolor en las salitreras, en Negreiros, en Marussia y en La Puntilla; de La Novia del pueblo que sigue apareciendo, de las experiencias sobrenaturales que han vivido ellxs o sus familiares, de los llantos por las noches y las sombras en sus casas.

 

Habíamos gestionado con Mario, de Servicio País, un telescopio para observar la Luna llena que nos estaba regalando la pampa, pero las nubes no nos dejaron observarla en plenitud. Sin embargo, la noche siguió su curso y Ajayu quiso seguir conociéndonos y nosotrxs a ellxs. ¿Qué son los fantasmas?, ¿existe la vida después de la muerte? Laura nos cuenta que es el Kayros, el Limbo y el Purgatorio. Entre esas conversaciones, Mario nos susurra al oído su invitación a Pisagua al día siguiente.

 

Así, nos dan las 3 y media de la madrugada…Caminando bajo la luz cenicienta, nos alejamos de las Huellas de las oficinas salitreras que, entre basura y polvo, siguen hablando-nos. ¿Será que el olvido se resiste al mandato de devorar las huellas en la pampa ? ¿Será que brotan las voces y se levantan para contar sus padeceres? Quizás las baladas de espectros son atávicos desvelos de dolor.

 

El sueño nos embriaga en una atmósfera extraña. Mañana partiremos a Pisagua.

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