El domingo pasado habíamos agendado con Thalía, Cristóbal y Johnatan un taller de canto el miércoles a las 6 pero llegaron pasadas las 7 a causa de salir más tarde del trabajo de temporeros. Antes de comenzar, hablamos de nuestros pasados y cómo nos conectamos desde allí con el presente, específicamente con nuestras frágiles dolencias pasadas.
Thalía contaba que no hay pega en general y menos para ella porque estos trabajos priorizan a los hombres, destacando que son “trabajos de hombres”, dichos por los propios empleadores y dueños de fundo. Cristóbal (22 años), por su parte, contaba que desde los 18 ha trabajado en las siembras, pero apatronado y siempre con el mismo jefe, fuera de La Cabaña. Johnatan me contó que cuando se siente mal, se pone a tocar guitarra y cantar. Thalía lo mismo. Aproveché las ganas de cantar e inicié con ejercicios de relajación, cómo erguir la postura, girar el cuello a ambos lados, masajear la cara y los labios, hacer ejercicios con la boca y respiración. Los chicos estaban realmente concentrados y me sentí orgulloso de la confianza y el empeño que le ponían porque es no es fácil iniciarse en el canto, requiere constancia y hacerlo bien.
Thalía mencionó que no puede cantar bien porque tiene un problema de sinusitis, que va al hospital de Santa Cruz a tratarse porque en Lolol no le dan solución. En Santa cruz tampoco, pero al menos la atienden, dice. Pasamos a cantar con piano y entonando las notas en distintas escalas, descubriendo que Thalía era un tono más alto que los chiquillos, que Cristóbal era medio tono más alto que Johnatan y que Jhonatan era más afinado pero que algunas veces se perdía por medio tono en el ejercicio. Logré identificar armonía en sus entonaciones y me sorprendo del grupo, del potencial tremendo que tienen.
Johnatan me hizo saber que está interesado en hacer una banda, pero encontré difícil hacerlo porque no todos tocan instrumentos, entonces bajamos eso a algo más sencillo y les propuse hacer un grupo, pero de voces a lo que les encantó la idea. Johnatan menciona que escribe letras, entonces digo que sus canciones podrían ser trabajadas para ensayar, así, Johnatan propuso hacer la canción juntos. En eso les expliqué la dinámica del cadáver exquisito para ir practicando y quedaron curiosos en hacerlo. Terminamos como a las 10 y media, porque hablamos mucho entre medio. Les mostré canciones mías donde hago varias voces para poner de ejemplo en hacer lo que todos imaginamos, a lo que les quedó gustando más.
Aproveché la instancia de que pensáramos qué lugar intervenir, a lo que ellos dijeron que el puente colgante que queda en la entrada de La Cabaña, yo les dije que no se puede porque ya no existe y no se puede pasar por ahí, a lo que me contestaron que puede ser una de las placitas de juegos, que podrían pegar afuera de la sede un cuadro. Entonces allí yo le dije que sí pueden pegar un cuadro, pero la idea es usar espacios abandonados y les ejemplifiqué con la plaza de juegos que queda al lado de la sede, a lo que ellos me dijeron que sí, que podrían plantar peumos.
Para que no se fueran las ideas, cogí un lápiz y papel para que dibujaran lo que se imaginaban: un marco reciclable envuelto en lana, con flores bordadas en sus esquinas, con una Llorona arrodillada y con un paisaje bonito y otro seco. Las ideas iban fluyendo. Yo los guiaba en el sentido de cómo se lo imaginaban, les preguntaba por materiales y ellos terminaron diciendo que preferían el óleo y en tela. Luego, Cristóbal señaló unas ideas brillantes: hacer realismo, entonces surgió la idea de hacer el velo de la novia con género, de hacer las flores del paisaje bordadas, de cortar cajas de huevo para hacer las piedras, de utilizar hojas reales para hacer las hojas, etcétera. Quedamos de acuerdo en que todo era un arte frágil de hacer, pero se comprometieron a estar presentes en todo el proceso.