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Residencia: En la espera surgen las voces Lolol - La Cabaña, O'Higgins - 2019 Residente: Jose Francisco Guerra Solano
Publicado: 20 de febrero de 2020
Dividir para juntar

Saqué la tela de la bolsa, la abrí y estiré en el bastidor, manteniéndola siempre lista para cada encuentro, intentando disimular un poco de ansiedad natural y sacando lo mejor de mi, esperando paciente a que nuestros lazos se estrecharan. Cuando comenzamos, mi empeño nunca estuvo en que “lo hicieran bien”, sino que intentaba evitar la frustración que puede significar aprender algo nuevo, estando siempre atento a las incesantes preguntas hasta que llegara ese plácido momento en que las puntadas relajadas permitirán que el dialogo libre se bordara en nuestra escena.

 

En las pocas horas de tregua entre el abrasador día y las frías noches que congelan las manos tenemos nuestras reuniones. A medida que pasaron las semanas fueron llegando mas y mas personas, fue sin darnos cuenta que llegamos a ser 30. A pesar de que todxs nos ayudamos para aprender, nos dimos cuenta de que las reuniones podían ser mejores si redistribuíamos la cantidad de participantes, evitando así la dificultad que significa trabajar en un grupo numeroso.

 

Ahora son 3 grupos que se ordenaron por intereses y disponibilidad de tiempo. Los lunes hacemos flores inspiradas en las vegetación de La Cabaña, los martes estamos pintando con hilo unos grabados de serigrafía que desde hace años mantenían empolvados en sus casas y aunque los viernes aún no tenemos una claro lo que haremos por el momento seguiremos aprendiendo más puntos.

 

Con menos asistentes en cada jornada comenzamos a conversar, sacando a la luz aquellas historias graciosas y dolorosas, esos relatos cautivadores que hacen ameno el trabajo, que nos hacen sorprendernos al ver la ventana y ver que ya ha anochecido. En este clima nacieron los primeros diseños que nos daban vergüenza de mostrar y que nos sacaron alguna risa.  En el tiempo juntxs ya hemos arrojado a la basura la instrucción del manual, ayudándonos por medio de risas y memorias a crear nuestras propias instrucciones. El paso atrás dejó de ser una puntada y se transformó en la vida misma, aquella que diariamente “recuerda el pasado para luego volver al presente mientras ya se acerca el futuro”.

 

 

 

 

 

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