El lunes fuimos haciendo y juntando flores con uno de los grupos de bordado. Me contaron que pensaron en una que otra flor sacada por Internet, pero que una gran mayoría eran de las que tenían en sus casas, de las que tenía su madre o abuela cuando eran chicas, cuando había agua para regarlas. Falta agua.
Ellas cuidan a sus plantas como sus hijas. La señora Jeimy tiene sus favoritas, son las rosas que heredó de su mamá.
La relación de las flores y sus familias es fuerte, porque de las flores saltamos a conversar de sus hijos, sin quienes se mueren. Yo les decía que no quiero tener hijos, que no confío tanto en el futuro. Me contaban que esos miedos son naturales, pero que siempre hay para los hijos, que a ellas nunca les ha faltado trabajo cuando lo han necesitado.
Todas mostraban sus avances cuando de pronto llegó el Alcalde con muchas rosas y se las entregó con la excusa del día la mujer. El Alcalde se fue y en complicidad nos dimos cuenta que nadie les preguntó si querían las rosas. No son flores las que querían de regalo porque ellas mismas pueden plantarlas en su jardín. Es agua lo que necesitan. Agua para ellas y para sus hijos.