Se nos va el mes y se nos abren puertas. A veces, puertas inesperadas, que no estaban ahí antes, puertas fantasmas que aparecen en portales que antes parecían invisibles. Otras, que parecían estar abiertas de par en par, hoy están cerradas por vacaciones o hasta nuevo aviso. Las golpeamos todas, igual.
Llegamos al portal violeta del Jardín Estrellita del Desierto, titilante entre el sol y los grados de calor de la mañana huarina. Marcela, su Directora, nos recibe con la misma calidez de la primera visita en agosto, cuando sellamos nuestro Pacto de un posible trabajo con lxs niñxs. La misma calidez que sentimos cuando conocimos al equipo de trabajo y hablamos sobre los patrimonios de Huara.
Pactamos entonces encontrarnos cada día de esta semana para conocernos, reflexionar y aprender juntxs; necesario proceso para afianzar confianzas, compartir experiencias y sentí-pensares enriquecedores que nos permitan co-diseñar un proceso de trabajo creativo sobre el patrimonio con la comunidad educativa. Decidimos reunirnos y levantar ciertas líneas teórico-prácticas que cimienten nuestro quehacer en marzo, cuando lxs niñxs lleguen y podamos jugar todxs juntxs a imaginar.
Las palabras vuelan, flotan, se arrastran, saltan, juegan, vibran, bailan. Las tías son amigas, confidentes, compañeras de trabajo y de camino, nortinas de nacimiento y por elección, mujeres que tienen fortaleza en el cuerpo e infancia en la risa. Risas, muchas risas; pareciera que flotan en el aire mariposas de colores que, al aletear, las distraen y abren arcoirirs de conversaciones que van a todos lados y a ninguno. Nosotrxs levantamos vuelo con ellas, a veces y otras tantas, pegamos el giro para aterrizar.
En cada sesión de este vuelo azaroso, la caja de pandora de sus experiencias nos rebela- así, con b larga- que, muchas veces, las instituciones centrales fallan en potenciar las alas de quienes se atreven a volar, de quienes la pasión por educar se les cuela por los ojos. Estas “tías” se la juegan, literalmente, por sus niñxs. Se atreven a jugar con nuestros juguetes, toman fotos, graban videos, escriben, captan sonidos… e inmediatamente ven una riqueza en ello. El registro es una herramienta con potencial creativo y eso, nos juega a favor.
Ya no son los silencios del comienzo, ahora las palabras juguetean en un salón lleno de infancias, las tías están tranquilas, al parecer el no tener que cargar en nuestras mochilas con la burocracia institucional abre confianzas, Marcela nos comenta que son cautelosas con los foráneos, sin embargo, sus ojos nos abren un mundo por descubrir. Las caras de estas mujeres se tiñen de creaciones, de dispersiones, que lentamente fueron cuajando entre sonrisas en una plaza. De pronto, una ambulancia pasaba veloz, las chicas se sobresaltan, para las y los santiaguinos las sirenas son pan de cada día, mas en la revuelta popular, nuestra revuelta, para ellas no, para Huara no. Algo pasaba, después sabríamos una noticia que da un vuelco a muchas cosas, pero ahora lo relevante son las mariposas del jardín de Huara.
Compartimos miradas: la relación horizontal entre niñxs y adultxs; el asombro y la reflexión como motor de investigación, el descubrimiento autónomo y la creatividad en los procesos. Compartimos dificultades: el tiempo siempre escaso, el conocimiento que nos falta, los caminos que no vemos… Pero lo pasamos bien reflexionando juntxs y eso se nota. La conversación fluye aunque el cansancio, aunque los últimos días, aunque lo que hay que dejar listo, aunque ya la mente quiera irse de vacaciones…
Juntxs un almuerzo, un juguito natural y una natural conversación… Un hasta luego y que descansen. En marzo una bienvenida y aquí estaremos nosotrxs, listos para jugar con ellas y con los niños y niñas que quieran brillar como estrellitas para hacer de este desierto, un jardín.