Por trámites municipales nos cambiaron de día en la Escuela de Punta de Choros, así es que las ansias de ellxs como las nuestras por terminar y lanzar las balsas, estaba muy por encima de toda expectativa.
Cuando llegamos a la escuela, lxs niñxs estaban en prueba de inglés, así que tuvimos que esperar un tiempo para poder entrar a clases. Una vez que iban terminando, nos encontrábamos en la biblioteca para conversar sobre lo que nos quedaba para estar listos para el lanzamiento de las balsas.
Lxs notábamos a todxs muy motivadxs. Algunas madres ya estaban llegando para acompañarnos a la playa, pero nos quedaba terminar las banderas y la figura del changx. Rápidamente después del recreo, nos enfrentamos a los últimos desafíos para organizarnos y salir a la calle.
En medio de un desorden y un barullo, toda la escuela cargaba ambas balsas como si fuese un acto de peregrinación. Cantaban la reina del Tamarugal (impulsada por nosotrxs obviamente) y jugábamos a que cargábamos a una “santa” balsa, como signo de respeto y admiración.
Muchxs con la balsa al hombro, caminaban orgullosxs por su caleta. Lxs vecinxs salían a los antejardines a saludar felices, mientras que las apoderadas podían apreciar el comportamiento efusivo y poco controlado de sus hijxs, lo cual nos parecía gracioso de alguna manera, pues tanto lxs niñxs como lxs profesorxs estaban felices de poder desarrollar una clase distinta, en el espacio abierto y con aires de libertad.
Una vez que llegamos a la costa, nadie dudó en sacarse zapatillas y calcetas. Todxs a pata pelá quisieron entrar más de una vez al mar, pero los gritos y advertencias de las madres y vecinas ambientaban un espacio de peligro y control. No obstante, no muchxs enganchaban en ese panorama, y la acción balsa desbordaba cualquier tipo de límites.
Corrimos, jugamos, nos mojamos y nos reímos mucho. Al principio de todo, les pedimos a los Mini Changxs que por ningún motivo la frustración y el enojo los invadiera si es que algo salía mal, al contrario, que nos permitiéramos divertirnos y reírnos de cualquier anécdota que nos pasara este día. Que el buen ánimo invadiera al espíritu de estos nuevos changuitxs. Así que ese fue el espacio que construimos entre todxs. Aprendimos sobre física, arte e historia. Compartimos procesos y nos enfocamos en disfrutar del rico paisaje que nos entrega este lugar. Lxs profes se encargaron de llevar colaciones deliciosas y un fin sin de elementos deportivos para seguir desenvolviéndonos al aire libre.
Cuando ya estaba Moyano por pasar, tomamos nuestras balsas y retornamos a la escuela. Comentamos la actividad con las apoderadas y adelantamos las invitaciones para el cierre del proyecto Mini Changos y la inauguración de la muestra de los procesos creativos “Los Choros Vale Oro”.