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Residencia: Rebalses Los Choros - La Higuera, Coquimbo - 2018 Residente: Colectivo Caput
Publicado: 2 de mayo de 2019
Un saludo textil y una despedida compartida.

Habíamos quedado de hacer una despedida con el Club Bordear. A las 16 hrs. era el encuentro en el mismo lugar de siempre, la JJ.VV de Los Choros.

Puntualmente todo el club fue llegando con una variedad inmensa de preparativos: líquidos calientes como te, café, chocolate, líquidos fríos como jugos, bebidas, champañas y vinos, alimentos dulces por doquier y snack salados productos de los huertos de olivo y la leche de las cabras (quesos). Nos faltaba mesa para disponer de más comida!

Llegaron todas y más! Cuando estábamos listas para empezar a brindar, quisimos dar nuestros agradecimientos por su presencia, pero sobre todo por su compromiso. La energía y la fe por construir un espacio de trabajo en torno al rescate patrimonial del medio ambiente fue un hecho revelador para nosotrxs. Y ello, es de magno valor para quienes trabajamos desde la artesanía y los afectos. Luego de ello, todas comenzaron a dar sus palabras. Específicamente de agradecimientos para con nosotrxs y la posibilidad de siempre volver a crear juntxs.

A medida que íbamos celebrando con cada brindis y comida, volvíamos a agradecer los espacios compartidos. Hasta que poco a poco fueron saliendo a la vista algunos regalos.

El martes anterior habíamos desarrollado la última actividad del Bordear. Cada una debía hacer en su paño un dibujo que la identificara, y una vez comenzado este a bordar, debía ir pasando de manos en manos hasta que volviera a las manos de su dueña. De esta manera podríamos configurar entre todas distintas imágenes personales. Por tanto, este jueves fue el momento de entrega de esos trabajos. Y muchas fueron solidarias al tiempo de regalarle a otra su más preciado objeto bordado. Pero algunas fueron más allá y decidieron hacer bordados especiales para nosotrxs. Lo más emocionante fue la creación de la Sra. María (la más longeva del grupo), quien le regaló sus bordados a Camilo. Evidentemente el llanto no se hizo esperar y en un espacio cargado de emociones, pudimos abrazarnos sin parar de agradecer el hermoso tiempo de amistad que nos regaló esta residencia.

Bitácora de la residencia
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