Posterior a todo el jolgorio nocturno, despertamos entusiasmadxs para abrir el museo y recepcionar a turistas y visitantes del pueblo. O bien, para volver a entablar diálogos con lxs vecinxs que ahora podrían detenerse con más tiempo a visitar la muestra.
Muchxs de lxs niñxs que no habían logrado llegar, se instalaron con todo en el museo. Muy orgullosxs de sus trabajos, decidieron ir en búsqueda de sus amigxs para observar conjuntamente sus creaciones. Repartimos postales y algunos poster del Club Victoria por sectores del pueblo, específicamente locales comerciales. Invitamos a lxs turistas a introducirse en la muestra y a difundir la presencia de este montaje.
Al rato que caía el sol, recibimos el mensaje de la Sra. Juanita que nos estaban esperando en su casa para los famosos mates. Así que rápidamente cerramos el museo y partimos en grupo a entibiar los cuerpos al costado de la estufa a leña. Allá estaban todas! Nuestras amigas de la vida. De a poco se fue llenando la cocina y Don Nelson (marido de la Sra. Juanita) se animó a compartir como rara vez lo había hecho. Nunca paramos de batir la lengua, menos de reír a carcajadas. Dio la madrugada y seguíamos comentando la noche anterior, recuerdos de sus juventudes y tantas anécdotas más, que era imposible irse del lugar.
Finalmente, entre abrazos y dolor de mejillas nos despedimos muy contentxs. Sabiendo que la amistad construida es parte de nuestros próximos encuentros.