Durante la mañana del lunes, fuimos a dejar algunos materiales a la escuela de Los Choros. Repartimos chapitas de la Pandilla Chululx y me despedí a grandes rasgos (Loreto). Pues debía embarcarme a un viaje de trabajo que no me permitiría seguir en el pueblo hasta la salida final que debía ser el 24 de mayo.
En ese ir y venir por distintos lugares del pueblo, entregando distintas cosas como llaves, papelería, regalos y otros, me despedí de muchas personas y regalonamente les dije chao a lxs niñxs de la escuela.
Al llegar la tarde, cuando me devolvía a mi casa, lxs niñxs comenzaron a gritar mensajes durante el recreo. Gritaban para que lxs escuchara y creo también, para no olvidar los agradecimientos de haber compartido tantos tiempos y espacios juntxs. No podía desenmarcarme de lo que estaba sucediendo, la emoción me invadía, pero quería ser fuerte y seguir camino a casa. Así que rápidamente aceleraba los pasos, pues además debía preparar mis cosas para tomar la micro de las 15.30.
Pero antes de bajar a tomar el bus, me escribe la directora de la escuela, me pregunta si tomaría el bus afuera de la escuela. Y supe de inmediato que lxs niñxs me estaban esperando para despedirse. No quise contestarle de inmediato, me producía nerviosismo y nostalgia tener que enfrentarme a ese momento de despedida, pero prácticamente Camilo me acompañó hasta ese momento para desear buenos destinos con fuerza. A punto de llegar a la escuela, me sentía nerviosa y como si todo hubiese estado preparado hace tiempo, toda la escuela se puso delante de mí para cantar una canción que nunca había escuchado. En 2 segundos había perdido todo el control de mi cuerpo y mis sentimientos no paraban de lagrimear, era tanto el sentido de felicidad por haberlos conocido, y tristeza de dejar la cotidianeidad de nuestra amistad, que se me hacía imposible no recordar todos los momentos hasta ahí. Llorar el alma como un brindis que rectifica los lazos creados, pero por sobre todo, la añoranza de saber que desarrollar un trabajo generoso que replicó por todas partes.
La canción hablaba de la importancia de crear amistades y en un coro se reproducía la frase “quiero ser como tú”. Entonces, cuando no podía más del suspiro, volvía a invadir la emoción. Camilo, Ma. José y todxs lxs que estábamos ahí vivíamos un momento de dolor por dividirnos, pero ciertamente era un momento de felicidad que jamás olvidaremos.
Nuestro querido Darco lloró tanto como nosotros, y nos contuvimos en abrazos hasta que llegó el bus de las 15.30. Mis ojos hinchados, mis mejillas coloradas y mis emociones devastadas por esa canción, sólo dieron con la reflexión de que ahora tengo nuevos amigxs, más familia y nuevos objetivos por los cuales luchar.