Durante la mañana organizamos la casa y los espacios comunes, compramos mercadería y útiles de limpieza para el baño y la cocina. De a poco, nos estamos apropiando de esta casa; de a poco vamos conociendo y aprendiendo de Pica.
Conversación entre Simón Catalán y la Tía Flor
Me contó sobre algunas actividades que realizaban en Pica, una de ellas es liderada por “Barro Mágico”, una agrupación de personas que se dedican a la artesanía en greda. Además, me contó la maravillosa historia que cuenta el mural (mosaico) que está al costado de nuestra pieza y que fue confeccionado por ella. Para la Tía Flor, su mural representa algunas de las cosas más nobles de esta región: la mujer aymara, con toda su fortaleza producto de sus largas caminatas y del trabajo duro de la vida en el desierto; las palmeras datileras, fruto que antiguamente le dio la energía vital a los aymaras; el cactus, como elemento constante del territorio; y los llamos, las que no sólo les daban el alimento, sino que también proveían el cuero necesario para amarrar las varas de caña con las que se construyen las paredes de sus casas, el que, al secarse, aprieta y mantiene firme la estructura.
Al medio día emprendimos camino al desierto, vimos Pica desde la altura de sus lomas. Fue increíble lo silencioso del lugar y la cantidad de chatarra que allí había desparramada por todos lados: escombros, objetos destruidos, neumáticos en desuso, palos, etc. Creo que podemos ver Matilla desde acá, pero no estamos seguros. Mientras dibujamos el oasis de Pica, Selec encuentra Arte en todas partes. A toda hora Selec hace ready-mades, no puede parar de crear y, claro, reciclar. Dado el fuerte calor que había, tomamos unos pizarreños rotos y nos hicimos unos techos para protegernos un poco del sol. Igual me quemé más que la chucha (Simón).
En la tarde caminamos hacia Matilla, no nos demoramos tanto. La verdad es que nos encantó, su plaza es hermosa. Mientras comíamos alfajores en la plaza vimos el partido de hockey de las marcianitas contra Francia. Luego, nos reunimos con algunos miembros de la agrupación “Cachimbo Matillano”, allí nos presentamos como colectivo y dimos cuenta de nuestras intensiones artísticas en Matilla. Conversamos extendidamente, ellos nos contaron de las tradiciones de Matilla, sobre su historia y gente. Fue una reunión muy interesante, un muy buen primer paso.
Todos sabemos que va a ser un proyecto difícil, pero estamos dispuestos a trabajar duro. Quedamos en volver a vernos, para seguir con este importante intercambio cultural.