Y un nuevo rumbo para el proyecto
El fin de semana que recién pasó, logramos conseguirnos el número de teléfono de Mauricio Cabrera: habitante de Nilahue Cornejo (comuna de Pumanque), Diseñador, Artesano, Escultor, Artista, el menor de 16 hermanos y padre de un hijo. El lunes, a primera hora, lo llamamos y le contamos, a grandes rasgos, sobre nuestra Residencia. Y concertamos una entrevista, en su taller, para el día siguiente.
Nos reunimos, en Nilahue, con el escultor y le explicamos lo que estamos tratando de llevar a cabo y el sentido de las Residencias de Arte Colaborativo. Mientras nos hace un recorrido por su taller, conversamos acerca de su trabajo como “escultor de situaciones costumbristas” y como agente cultural de su localidad. Nos dice que le gusta mucho la idea de participar en el proyecto, pero que cree que se le debe dar una vuelta a la forma. Le aseguramos que este tipo de proyectos están, precisamente, llanos a reformularse y a mutar constantemente. Y que, a pesar de que creemos que vamos a obtener un buen resultado, lo más esencial es el proceso que vive la comunidad, el cual debería llevarlos a reflexionar sobre su cultura y resignificar el trabajo colaborativo. Finalmente, nos despedimos y me dice que, durante la semana, me dará una respuesta de si entra o no a formar parte del proyecto.
De vuelta en Pumanque, hablamos con Claudia y Nacho para comentarles lo que habíamos conversado con Mauricio. Me dicen que están abiertos a re-pensar la idea del proyecto. Y les hace ilusión que él quiera y pueda colaborar con todxs nosotrxs.
Esa misma noche, mientras paseamos con “sonrisa” antes del toque de queda, Mauricio me llama para decirme que va a colaborarnxs en la “Construcción de la patagua”. Yo le agradezco y le digo que, con él en el equipo, seguro el proyecto va a tomar un nuevo y mejor rumbo.
Hoy viernes, acompañamos a Mauricio a ver/reconocer el terreno donde queremos instalar nuestra patagua, y aprovechamos de hablar con Nacho y Claudia sobre las buenas nuevas para el proyecto y para que pudieran conocer a nuestro nuevo colaborador. En el fondo, no se conocían de forma presencial, pero como residentes de una comuna tan pequeña como Pumanque, era evidente que conocerían a muchos miembros de cada una de sus familias y que, en su imaginario, tendrían muchas historias y lugares en común.
Volvemos a Pumanque con Mauricio, y me comenta que, en base al bosquejo que le presentamos, él nos enviará una nueva propuesta. Con Aurora nos quedamos tranquilos, y pensamos que, pese a las dificultades, el proyecto avanza hacia algún lado.