Este día teníamos proyectado un encuentro de bordado en Punta de Choros. La intención venía desde hace rato, pero nunca lográbamos concretar fecha por temas laborales de ellxs. No obstante, después de mucho tiempo coincidimos apresuradamente en el tiempo. Dialogamos con una agente cultural sobre la actividad, y difundimos la convocatoria por la caleta. Así que llegó el gran y tan esperado día… lamentablemente, como siempre por temas de accesibilidad, no teníamos locomoción, así es que teníamos que esperar la movilidad de autos y la voluntad de turistas. Cuando creíamos que ya no llegábamos, una amable coquimbana nos llevó.
Llegamos al lugar indicado, pero con el presentimiento que nadie más llegaría. El día estaba flojo y no se veía nadie en los alrededores. Entonces llamamos a nuestra agente local, quienes no señaló tristemente que había tratado de comunicarse con nosotros para comentarnos que muchas se habían viajado, y que justamente en ese momento le habían llegado visitas a su casa.
Todo lo anterior nos llevaba hacia un fracaso. El objetivo, como teníamos tan poco tiempo para incluir a la comunidad puntera en el bordado, era que tejieran changxs para situarlos por todo el territorio, señalando el origen de este lugar. Sin embargo, como ya lo veíamos venir, no nos detuvimos en la acción y prontamente tomamos el bus de Moyano para regresar al pueblo.
En la plaza nos estaban esperando lxs Chululos, porque aunque se les había recordado que aquel día no habría pandilla, ellxs esperan igual. Así que con ánimo de seguir trabajando, nos motivamos todxs para terminar el ansiado mural de piedras “Los Choros Vale Oro”.
Lo terminamos. El perro “Ágil” se llevó unas brochas de pintura en el cuerpo, y todxs contentxs por el trabajo realizado, como signo de gloria, nos encaminamos a nuestra guarida a comer frutas e hidratarnos.