Acercándonos cada vez más a la historia de San Pablo, conociendo relatos y un sin fin de archivos que dan cuenta del contexto histórico que caracteriza a esta localidad, nos encontramos con una importante carencia de un espacio físico para el encuentro y desarrollo de iniciativas culturales. Lo más cercano a un museo fue un estante con cerámicas Huilliches que se encontraba en la antigua Municipalidad que se quemó el año 2006 donde se encontraba una gran cantidad de archivos de más de 100 años.
Al parecer, los recursos humanos, el presupuesto y los tiempos son escasos. Contar con un espacio cultural o museo donde poder desarrollar actividades culturales es un proyecto que, hasta ahora, se ve lejano.
Pero, ¿Es un museo lo que hace falta en San Pablo? ¿Será un centro cultural la mejor alternativa? Si existiera un espacio físico, ¿cuales serían los lineamientos, gestión y objetivos de este?
Nos encontramos en la plaza con dos casetas construidas en la última remodelación, donde una de ellas es utilizada por artesanos de la “Red de turismo integrado y eco desarrollo de Trumao y Quilacahuin” y la otra se encuentra mágicamente sin uso, con muebles y mucho polvo en su interior.
La semana Sampablina ya comienza a comentarse y ocupar ese lugar, sin un uso aparente, sería un excelente comienzo para armar algo. Colaborando junto a Gisela y su proyecto “Tras la huella de nuestras raíces” se nos ocurrió aprovechar esta oportunidad para activar un punto físico de recopilación de memorias y archivos.
Para esto, solicitamos la caseta de manera formal. Javier Azocar el encargado de cultura del municipio nos ha ayudado bastante con la gestión. Y al parecer pronto tendremos acceso a esta.