Llegar a San Pablo luego de un Concepción agitado en varios aspectos da cuenta del gran contraste entre una ciudad inmersa en una activa revolución y un pueblo tranquilo, que si bien en su momento se manifestó por la dignidad, hoy por hoy ya ha vuelto a su ritmo habitual.
Me encontré con un contexto propio de esta localidad, la calma y el clima me reciben de la misma forma en la cual se despidieron de mi en Agosto de este año.
El viento fresco, el aroma de la vegetación y a la leña humeante trae recuerdos. He estado aquí antes, antes de la visita a terreno. Las calles y las personas me parecen conocidas, creo sentirme en casa.