Hoy desperté más resfriada que ayer, y sospecho que fue por no ir lo suficientemente abrigada al desierto el martes.
Ayer habíamos quedado en levantarnos temprano para ir a Iquique, ya que Juan no había podido conocer nada en su corta estancia en la residencia, pero amanecí tan mal que preferí quedarme en la casa, al igual que Seba, que también estaba enfermo y le faltaba terminar las rendiciones. El resto de los chicos aprovecharon su día de descanso (que bien merecido se lo tenían) en una sesión de playa iquiqueña.
Por nuestra parte, con Sebastián tomamos un desayuno para levantar la moral (leche con chocolate y marraqueta con palta) y nos pusimos a trabajar: Seba siguió haciendo las rendiciones y yo me puse a terminar la bandera gigante que entregaremos el viernes en el colegio. Luego de terminar nuestras labores (y darnos cuenta que no alcanzábamos a llegar a correos de Chile a mandar el gran sobre al Consejo) nos pusimos a ordenar la casa, separando las cosas que íbamos a regalar, las que nos íbamos a llevar y las que se iban a la basura. Luego «almorzamos» como a las 7 (Seba hizo puré con chuleta y un pollo apanado) seguimos ordenando y llegaron los chiquillos de Iquique con las cosas para el asado de mañana. Nos contaron de su tarde en Iquique, comimos papitas, jugamos Uno, yo me fui a acostar, Simón y Selec salieron con los profes y Juan y Seba se quedaron hablando hasta tarde.
Fernanda Vergara
“Hay que mencionar acá que Fernanda que, a pesar de su resfrío, se quedó haciendo la bandera elegida por los niños”.
Sebastián Riffo