Cuando ya cumplimos un mes de residencia, todo se vuelve complejo. Pero no confuso ni dificultoso, sino variado. Como un organismo con muchas fusiones.
Vamos avanzando por un camino rico y cada vez más diverso, donde las opiniones, las críticas y los aprendizajes corren de manera veloz!
Estamos trabajando el desborde, o los rebalses, donde es posible reconocernos en un proceso contextual súper complejo. En un vaivén de vecinxs, de historias y de mucha labor artística. Hemos aprendido a expandirnos de la disciplina, de lo homogéneo y por sobre todo del paisaje. Porque el paisaje es un recorte del territorio desde el punto de vista donde se quiera divisar. Porque el territorio es una plataforma política que es necesario conversar y delimitar. Porque como colectivo planteamos la necesidad del error y con ello la experimentación, la agrupación como fuerza de trabajo, y la visión de aquel trabajo como un ejercicio pedagógico donde es hacedero el cruce de sentires, la diferencia y el sentido común.
Hace un mes estamos preparando ideas, pero esta semana ya sabemos cuáles son las materias en las que confiaremos para transformar los ideales comunitarios en realidades del territorio. Vamos fabricando, tal cual hormigas de este lugar, un espacio de construcción y de destrucción. Un espacio de educación, de tolerancia y por supuesto, de creatividad.