Teníamos que presentarnos, mostrar las ideas, dar confiabilidad y conseguir el interés, pero no imaginábamos que en ese viaje encontraríamos lo que tanto andábamos buscando.
Llegamos a las coordenadas descritas por Natalia, antes nos habíamos detenido a conversar con Belén y su amigo, nos indicaron el lugar de destino. Cuando quisimos presentarnos, la reunión se detuvo. No era el momento, dijimos. Vayan a la playa, alguien sugirió.
-¿Está cerca?
-Después de la duna!
Caminamos, corrimos, acelerábamos. Con la duna siempre blanda, y un perro que nos acompañó hasta el final.
El mar, las islas y atrás el llano y grandes dunas.
Cambiamos de dirección hacia la búsqueda – ahora- de nuestro turno en la reunión. Pero demoró, y contentxs sabíamos que el mar estaba al lado (muy cerca).