Nos levantamos temprano, para terminar los últimos detalles del montaje, terminar las urnas de papel, amarrarlas a la estructura y corregir amarres de las banderas. Luego de un exquisito almuerzo, nos trasladamos a la escuela Nueva Extremadura de Matilla, donde el montaje resultó fluido y todo un éxito, aunque nos llevamos la sorpresa de ver a los niños utilizar técnicas poco ortodoxas para conseguir que su bandera favorita fuese la ganadora: desde emitir votos prácticamente en serie, hasta realizar charlas de carácter imperativas para que sus compañeros votaran por sus banderas.
Después de tan divertida experiencia, nos dirigimos a la plaza de Matilla, donde descansamos a la sombra del campanario, para más tarde dar paso a la actividad cultural con la comunidad. La verdad es que no sabíamos qué esperar, ya que la elección del día nunca estuvo del todo claro, tanto para Matilla como para nosotros mismos, pero a fin de cuentas, fue todo un éxito y recibimos una respuesta muy emotiva de parte de niños y adultos.
Desarrollamos actividades con apoyo del fanzine y las metodologías que allí aparecen, los participantes dibujaron banderas, retratos y compartieron un picoteo con nosotros, uno de los momentos más emotivos de la jornada resultó mientras desmotábamos todo en la noche, una de las madres que participó de la actividad junto a su hija, nos agradeció personalmente el apoyo que entregábamos a los niños y en especial a su hija, la que se encontraba distante de su madre, producto de las drogas. Nos comentó que no hallaba la forma de establecer una conversación con ella y que luego de la actividad planeaba regalarle lápices, pinturas y telas para coser. A punta de lágrimas aceptamos sus agradecimientos como la mejor de las retribuciones que pueden existir.
Por la noche, ya muy cansados, tuvimos una gratificante cena, una como nunca habíamos saboreado durante la residencia. Estábamos felices de los resultados y, más aun, de lo que construimos todos juntos; nos agradecimos mutuamente las particularidades que cada uno entregaba al colectivo. En conclusión, fue un día sorprendentemente agotador, emocionante y lleno de amor… Fue un día HERMOSO!
Juan Durán