Dentro de las reuniones que hemos tenido, tuvimos la suerte de compartir un abundante desayuno junto a Edita Quintraman, quien con buena disposición y que ha a sus más de 70 años demuestra ser una persona muy activa. Ella es profesora y nos comenta detalles de su experiencia como educadora y mujer mapuche Huilliche.
Amante de la naturaleza y de su pueblo originario, nos habla un poco de historia y detalles necesarios de conocer.
Nos menciona que San Pablo, localidad fundada hace unos 150 años es parte de un territorio basto y antiguo. Tralmahue es su nombre, un territorio sin propiedades que abarca desde la planicie hasta la cordillera. Antes de la llegada de los Winkas con sus divisiones aleatorias, estas tierras se vivían de una manera muy distinta.
Lo que la historia católica oficial no narra, es sobre los diversos procesos sociales y revoluciones se vivieron dentro de lo que era la Butahuillimapu, y como los linajes que habían se fueron expandiendo por el paisaje antes de la llegada de las colonias.
¿Donde se encuentran estos relatos?
Edita nos comenta, que la memoria ancestral Huilliche es un cristal quebrado en miles de fragmentos, que de a poco y de manera muy minuciosa las comunidades han estado recogiendo los vestigios de piezas que deben encajar a la perfección y en su lugar adecuado.
Un día antes de esta entrevista, nuestra socióloga colaboradora Carla Durán llega a acompañarnos a conocer el sector y a algunos encuentros. Nos comenta que la ancestral cultura de estas tierras nos muestra que San Pablo está al final de la linea de tiempo, que es un lugar relativamente nuevo a raíz de la colonización desmedida de las invasiones extrajeras, que es un lugar con muchos secretos y una identidad muy potente que se encuentra invisibilizada por los procesos históricos desde la colonias apostólicas que de a poco, de un forma muy estratégica se introducen en los poblados antiguos.
Si bien es posible que existan documentos que hablen de algunos sucesos, es el nütram, el diálogo y la narración lo que mantiene vivo estos hechos. La palabra toma un rol fundamental al mantener viva una cultura ancestral que no se encuentra en fotografías ni archivos recientes. Existe algo que no podemos registrar, escanear o archivar, y es la espontaneidad de un relato desde la confianza, que narra las vidas de gente que, antes de San Pablo, habitaba estos territorios.