BitácoraResidencias de arte colaborativo

Residencia: Cahuín, reunión alborotada en el Budi Saavedra - Puerto Dominguez , La Araucanía - 2019 Residente: Tanya Andrea Hirsch Medina
Publicado: 14 de enero de 2020
En busca de Francisco Quilempan

 

El sábado asistimos al Matetún de la comunidad “Catalina Paillalef y Rosa Coñoepan”, presidida por Sara Díaz. Ella, el alcalde, la delegación municipal de domínguez, ulkantufe (cantores), historiadores y vecinos/as nos sentamos en un gran círculo a compartir mate y conversar. Sara nos comentó que había hablado con algunos/as vecinos/as y tenían ganas de hacer una película con los/as niños/as sobre la historia de la comunidad.

 

El domingo fuimos al Nguillatún de la comunidad “Huapi Comue”, invitados por su lonko Juan Mozo. Sólo la segunda rogativa duró cinco horas y trajo la lluvia. Nos fuimos a sentar un momento con Adelina Maripan, experta en gastronomía mapuche y una de las grandes comprometidas con la revitalización de esta cultura en la zona, y conversamos buenamente.

 

El lunes hicimos nuestra primera actividad con menores: Construir y pintar letreros para anunciar la “Feria Gastronómica y Artesanal Ruta Enrique Quilempan”, del grupo de turismo de Quechocahuin, que se instalaría junto a la enorme escultura construida por el artesano cuyo nombre lleva la feria. Vinieron Erik (el chico que conocimos en la pana de auto), Osvaldo (hijo de Irma) y unos 9 niños y niñas de entre 5 y 20 años que viven cerca de la sede. Unas aprendieron a usar la cámara y el celular con el mixer de sonido, y otros se concentraron en armar los diseños para los carteles de madera. Entonces nos dimos cuenta de que nadie sabía quién era el hombre de la escultura. Así que nos pusimos a preguntarle a los/as vecinos/as. Era Francisco Quilempan. Pero nadie nos podía decir nada sobre él. “Tienen que ir a preguntarle al lonko”. Los niños sabían dónde vivía y nos guiaron por el atajo que ellos conocían: pegados al borde de la carretera, pasando por un puentecito hecho por una tabla, cruzando el jardín de manzanas, evadiendo a la cerda enorme, y saltando el cerco de madera. Allí encontramos a la hija del lonko, que nos dijo que su papá no estaba. Así que tuvimos que volver.

 

El martes los residentes visitamos al lonko. Tanto él como su esposa nos contaron una larga historia que nos dio a entender que no se puede llegar con cámaras a pedir una historia porque hay muchas versiones de cada historia. Y si la de ellos es distinta de algunos de los papás de los/as niños/as se pueden crear nuevas separaciones en la comunidad. Así que quedamos de juntarnos en otro momento para ver cómo podemos encontrar una historia de Francisco Quilempan, así como una forma de contarla, que sea respetuosa con todos/as. Con los niños tuvimos un problema. Querían pintar el maqui mapuche, pero no teníamos color morado. Así que fuimos donde las vecinas que estaban recogiendo el fruto para la feria: Los/as niños/as les entrevistaron acerca del trabajo que hacían, y ellas nos dieron un poco para usar como pintura, ya que tiñe todo lo que toca. Luego los/as niños/as jugaron al saco de papas, donde los/as grandes tomaban a los/as chicos/as y les tiraban a montones de paja, como sacos de papas. Prácticamente todos los papás, tíos, y varias mamás y tías trabajan en la papa, nos contaron.

« Ir a residencia