BitácoraResidencias de arte colaborativo

Residencia: Cahuín, reunión alborotada en el Budi Saavedra - Puerto Dominguez , La Araucanía - 2019 Residente: Tanya Andrea Hirsch Medina
Publicado: 14 de marzo de 2020
Paseo a la vertiente

Pasamos a buscar a los/as chicos/as de Quechocahuín, Boyeco y Llangui y nos juntamos en la ex escuela fiscal con Alan de Domínguez y Erik del Sector II. Preparamos las entrevistas a Bernardo, el operador de agua, y al lonko de Boyeco, Juan Painén. La idea era terminar la película acerca de la mitad sur del Budi: la historia de Kalfu Lemu, hoy Puerto Domínguez.

 

Una vez que los entrevistados llegaron, subimos al minibus de Juan Llancaleo y seguimos la camioneta de Bernardo colina arriba. Pronto empezaron a aparecer los copihues rojos encaramados en cada arbusto. Luego se abrió la vista y pudimos ver gran parte del lago Budi desde lo alto. Nunca lo habíamos visto así. Siempre de a trocitos, encajonado y serpenteante.

 

Bajamos de los autos, montamos los equipos, marcamos el inicio con la claqueta, y caminamos por un sendero que bordeó un bosque nativo como no habíamos visto antes. Enormes laureles, radales, ulmos adornados de copihues marcaron nuestro camino. Los adultos nos contaron que por allí aún viven leones (pumas) como el de Quilempan y los/as niños/as pusieron el doble de atención en cada pequeño sonido, buscándolos. De pronto el bosque acabó y quedamos ante un gigantesco anfiteatro natural por donde los/as chicos/as rodaron una y otra vez a demasiada velocidad. Más adelante una siembra de papas y finalmente la vertiente. Era muy pequeña: apenas un riachuelo es el que mantiene la vida en el pueblo. Entrevistamos al operador, y le costó explicar las cosas sin su lenguaje técnico. Nos contó que hay sequía pero aún no es problema. Que a veces el costo de las APR sube cuando se modernizan los sistemas. Y que los camiones aljibe se usan para comunidades que no han construido pozos.

 

Luego volvimos al bosque nativo y entrevistamos al lonko Juan Painén. Habló muy triste de su bisabuelo, un hombre difícil de convencer, y de Domínguez, que apenas se mostraba y se comunicaba a través de asesores. Habló de la guerra, de cómo perdieron las tierras, de cómo tuvieron que esconderse tres en los bosques hasta conseguir que les perdonaran la vida y les asignasen una reducción donde poder sobrevivir.

 

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