Jueves 19 de diciembre de 2019
Pasamos a visitar a la señora Fidelicia, vecina de Los Naranjos, otra zona de Batuco. Ella trabaja sus huertos para producir esencias, hidrolatos, aceites, tinturas madres y jabones. Nos comentó que tiene hace tiempo la idea de crear una representación teatral para niños de temática ecológica. Nos mostró, además, su trabajo con las plantas y hablamos de todo un poco. La invitamos a ser parte de la brigada, a lo que accedió con gusto. Quedamos de volver.
Hoy fue día de pago en la localidad. Contexto que parte de la comunidad aprovecha para armar una feria improvisada afuera de la iglesia, donde venden productos de la zona y otros de origen chino. Se ubican en ese sector, porque es el más central y visible, pero no pueden hacerlo en la plaza interior, dentro de la iglesia, puesto que las administradoras les cobran. Estuvimos hablando sobre las posibles soluciones y sobre cómo la feria podría robustecerse aún más.
De manera paralela, aprovechamos de comprar algunos víveres para la casa. Al terminar la venta, ayudamos a la señora Luzmila Araya, una de nuestras vecinas, a desmontar sus cosas y la llevamos para su casa. Se sumó la señora Gloria, Alejandra, su hija Monserrat y Antonella, amiga de esta última, todas vecinas del mismo sector. Nos fuimos lentitos por la calle de tierra. Las sonrisas abundaban mientras avanzábamos. Parecíamos una familia numerosa yendo de paseo al bosque.
Al llegar a la población nos despedimos. Nosotros nos pusimos a cocinar en casa, y a los minutos apareció Monserrat, la vecina de diez años, porque escuchó música. Estábamos oyendo a Violeta Parra. Nos ayudó a cortar unas cebollas mientras conversábamos sobre sus inquietudes. Al rato apareció también su amiga Antonella, quien se sumó a la conversación. Nos pidieron si podían tocar la guitarra y el ukelele que tenemos, a lo que accedimos sin ningún problema ¿Cómo negarles sus ganas de conocer? Después cantamos juntos unas canciones. Les mostramos unas cuecas de la banda “La cuadrilla” que el vecino Fabián Pastor nos pasó días atrás. Ambas se pusieron a bailar de manera espontánea y se comprometieron a enseñarnos a cambio de nosotros enseñarles a tocar guitarra. Las motivamos para que se hicieran parte de las acciones que estamos emprendiendo con la brigada, a lo que accedieron entusiasmadas. Después de un rato se fueron. Almorzamos y esperamos a la señora Luzmila con quien quedamos de juntarnos para tomar once. Mientras comíamos frutas, hablamos si le hacía sentido armar un invernadero como espacio simbólico de la relación que los habitantes tienen con la tierra y se comprometió a ser una de las consejeras de la brigada. Antes de irse le regalamos una bolsa de nísperos que trajimos el domingo pasado desde Colbún.
Más tarde fuimos a casa de Daniel Tobar, presidente de la junta de vecinos. Quedamos con él para hablar sobre la actividad del sábado veintiuno. Llamamos a la puerta y nos recibió su esposa, porque Daniel no había llegado de su trabajo aún. La señora Gloria nos hizo pasar de todos modos para esperarlo, porque es costumbre en el pueblo la hospitalidad. Ella estaba terminando de trabajar en su huerto, así que invitó a mirarlo. Nos mostró unos ajos gigantes que acababa de sacar de la tierra. Aprovechamos de entregarle una bolsa de chía y un pan que habíamos prometido llevar días antes. A propósito de dar, nos contó que un vecino siempre le trae frutas, porque ella le regala empanadas cuando hace y le sobran. A pesar de que zonas rurales como Batuco tampoco están libres del egoísmo y la alienación de la vida moderna, aún permanece el trueque y la espontaneidad en el gesto de “dar”. Es de uno u otro modo un resabio de la vida comunitaria de antaño que aún permanece en los campos, y a la vez una forma cotidiana de resistencia al individualismo y a los modos de intercambio neoliberales impuestos en la actualidad de manera generalizada.
Al llegar don Daniel, conversamos con más detalle sobre la brigada cultural y la actividad que tenemos planificada para el sábado. Nos quedamos a tomar once. Hablamos mucho rato de un vino artesanal muy rico que nos dieron a probar. Fue tanto lo que nos gustó que nos trajimos un bidón de regalo de vuelta.
Viernes 20 de diciembre de 2019
Mientras preparábamos el desayuno vimos una silueta desde la ventana sentada en la calle. Eliana salió a mirar y era la vecina Janet. Estaba esperando para regalarnos una bolsita con nísperos que salió a recolectar en la mañana para su familia y para nosotros. El bello gesto de regalar nos tiene emocionados y reflexivos a la vez. Ayer dimos nuestros nísperos sin esperar nada a cambio, y hoy otra vecina nos trae de regalo el mismo fruto. La espontaneidad nuevamente como regla que todo lo equilibra de algún modo. Nosotros bautizamos el hecho como la “poética del desprenderse”, poética que en Batuco se vive a plenitud.
Durante la tarde tuvimos reunión de equipo junto a Gabriela Hill y Francisca Burgos, integrantes de Talca que vienen algunos días a la semana a trabajar con nosotros. Luego tuvimos reunión autoconvocada desde la brigada cultural para tratar el tema del agua junto con la comunidad. Llegaron pocas personas, pero el debate de todos modos fue intenso. Batuco hace cuatro años aproximadamente se está quedando sin agua en los veranos. La falta de lluvia, la actividad forestal indiscriminada y el aumento paulatino de sus habitantes ha hecho que el recurso comience a escasear. Motivo por el cual las personas dejan morir sus huertos hasta abril aproximadamente para volver a verlos revivir en otoño con las primeras lluvias. El tema es muy complejo, pero la mayoría no interviene de manera activa, tal vez por conflicto de intereses o simplemente por incredulidad ante algo peor. No lo sabemos con certeza, pero el problema existe y desde la brigada estamos tratando de hacerlo visible posibilitando la discusión.
Sábado 21 de diciembre de 2019
Hoy realizamos una actividad complementaria a la entrega de regalos que la junta de vecinos tenía programada para los niños y niñas de la localidad en el contexto navideño. Creamos un “luche”, un espacio de lectura y una mesa creativa para hacer dibujos y poemas con recortes de revistas antiguas. Con elementos muy simples despertamos la creatividad, puesto que quienes jugaron al luche adaptaron las reglas generales a su contexto y a sus propios acuerdos. Lo mismo sucedió en la mesa creativa, donde surgieron versos como “Violeta marcha más allá del espacio” solo a partir de palabras aisladas encontradas en revistas de temática diversa. Niños y niñas se acercaron a cada rincón de acuerdo a sus propios intereses. La invitación siempre fue a jugar y eso les hizo sentido a quienes participaron.
La municipalidad se había comprometido a llevar juegos inflables, sin embargo solo llegó con un viejo pascuero. La comunidad quedó decepcionada con la promesa incumplida. Nosotros, acto seguido, nos fuimos a penas comenzó a oscurecer.
Domingo 22 de diciembre de 2019
Hoy hubo reunión de la junta de vecinos. Asistimos para enterarnos un poco más de las dinámicas que tiene la comunidad al momento de tomar decisiones. Se dio a conocer el estado de las finanzas. Los recursos de la comunidad se obtienen principalmente por proyectos presentados a fondos concursables y a partir de las carreras de caballos que se realizan mes a mes, instancias en las que además de cobrar entradas, se vende comida y bebestibles.
Posteriormente, se debatió sobre si hacer o no la semana batucana, la que año a año se celebra en los veranos. Los socios asistentes decidieron que sí. Ante lo mismo se habló de las posibles actividades. Se acordó que se llevará a cabo desde el lunes 3 al sábado 8 de febrero. Nos propusieron participar para el día inaugural. Aprovechamos de dar algunas ideas y conversar con algunos vecinos una vez terminada la jornada. Se programó una nueva reunión para el 12 de enero para definir detalles finales de la organización.