BitácoraResidencias de arte colaborativo

Residencia: Tesoros del Cerro Andacollo, Coquimbo - 2019 Residente: Claudia del Fierro
Publicado: 6 de enero de 2020
Con el Luchito Barrios de las quebradas

La primera actividad que acordamos realizar en la mateada de Maitencillo antes de navidad es una caminata por las quebradas, para observar la naturaleza, ver algunos hitos locales y hacer registros de video y audio con niñas y niños.  La semana de navidad me encuentro con Carolina en Andacollo y comentamos que la actividad va para el 5 de enero, pensando que en domingo pueden ir también adultos. Pasa el año nuevo y volvemos a conversar. Hasta el último día nadie ha confirmado y pienso que quizás es mejor posponer la actividad, pero Carolina conoce mejor a su gente y me dice que la hagamos igual. Algunos confirman el sábado y preparamos materiales y equipos. La cita es en el Club Deportivo a las 9 am.

 

Salimos temprano porque no hay micro a esa hora los domingos. La movilización en Andacollo es un poco variable los fines de semana, hay micros cada una hora, pero no logramos averiguar a qué hora empiezan a bajar.  A las 8 comenzamos a caminar hacia la Copec para hacer dedo y por suerte pasa un colectivo amarillo que acepta llevarnos hasta Maitencillo. Llegamos a la casa de Carolina y luego aparece Danisa con las llaves del Club Deportivo. Nos organizamos y comienzan a llegar los invitados. Mayleen y Darling, que son hermanas, llegan primero, listas para caminar y con sus botellas de agua. Luego aparece Camila con su hijo Jair y Yaritza, su hermana menor. Al final llega Luis con su hija Abril. Las niñas tienen entre 11 y 13, mientras que Jair tiene 6. Mientras esperamos un poco por si llega alguien más repartimos cuadernos de croquis y lápices. Conversamos un poco sobre las plantas y animales que nos encontraremos en las quebradas y les propongo que hagamos un herbario durante la caminata. Jair se pone a dibujar inmediatamente. Luego sacamos los equipos de video. Hemos construido un aparato de video antiguo de cartón como soporte para una cámara Gopro, que Mayleen inmediatamente quiere ocupar. Tenemos otra cámara más. Mostramos las nociones básicas para grabar video y sonido directo. Se reparten los roles y nos alistamos para salir. Llega Carolina con un termo y partimos, un poco cargados de colaciones y equipos.

 

El día está perfecto para caminar, nublado y fresco, con una hermosa nube que se pasea por entre los cerros, de mar a cordillera. Subimos por un sendero y vamos dejando el pueblo. En una primera parada, Darling anuncia a cámara que estamos en La Puntilla y cuál será el recorrido. Mayleen se convierte en la camarógrafa del equipo, mientras Abril hace el sonido, Darling hace preguntas y presenta. Jair es sonidista part-time. Pasamos unas casas antiguas, de bloques de adobe. Luego nos adentramos en la quebrada y vemos el verde, árboles, arbustos que van poblando el bajo. Llegamos a una casa abandonada en un sector donde hay antiguos marayes usados por ¨cogolleros¨, explica el tío Luchín. Después vivió allí una señora que ofrecía baños de barro en los pozones, que ahora están secos. Pero nadie ha aguantado vivir ahí, porque penan, salen los duendes y no te dejan dormir. La gente se enloquece, dice Carolina. Bajamos hacía un lugar lleno de árboles y matorrales, y hacemos un descanso para comer la colación. Las niñas aprovechan de recoger hojas de sauce, maitén, higuera. Hay pajaritos en los árboles y el tío Luchín nos cuenta sobre el culebrón, pero él no lo ha visto nunca. Encontramos un nido botado y Carolina nos cuenta sobre sus antepasados, que fueron algunos de los fundadores de Maitencillo.

 

Seguimos camino, adentrándonos por el sendero y al subir un poco divisamos una casa, un huerto, muchos frutales. Luis grita algo a un señor que nos mira desde el frente. Podemos pasar dice él, pasen nomás. Entramos a la parcela de don Jorge, que trabaja 4 x 4 y en sus días libres trabaja en el huerto y con sus animales. El bajo, que antes era río, está lleno de plantas, frutos, caña. Las niñas preparan una entrevista y el equipo reportea la situación de forma muy profesional. Todo lo ha hecho a mano, dice don Jorge, él y su familia, el camino, despejar, plantar, los corrales para animales. Aquí llegaron a vivir sus padres hace mucho tiempo. Él y sus hermanos nacieron aquí y hace unos pocos años regresó. Hay perales, duraznos, un palto, parras que se riegan con mangueras, de a uno para no desperdiciar el agua, que es escasa. Lo seguimos por la quebrada, nos quiere presentar a alguien. Él es el Luchito Barrios- dice. Y le hace cariño en la nariz a un hermoso burrito café que nos mira con sus largas pestañas. El Luchito es un burro de una raza especial que se aparea con yeguas, un burro que produce mulas. Es un buen animal, se porta muy bien, aquí se alimenta bien. Tiene las orejas grandes y peludas. Jair se sube y salen los celulares a sacar fotos. Luego se sube Mayleen y lo abraza del cuello. Seguimos camino mientras el Luchito nos canta de lejos. Llegamos al estanque donde don Jorge explica sobre el alga que sale sobre el agua y el funcionamiento del riego. Luego nos muestra su horno carbonero. Otra entrevista sobre el proceso para hacer carbón, que es realmente fascinante, ¡es como un horno adentro del cerro! Nos volvemos con pedazos de carbón en el bolsillo, que sirven para dibujar. Antes de despedirnos pasamos a ver la bodega de los aperos de caballo, don Jorge nos muestra sus espuelas niqueladas y una alforja de lana hecha en telar, que se trajo de la cordillera. Los caballos salen de vacaciones todos los años- dice y se sonríe. Los tengo arriba en las montañas durante el verano, porque aquí sale muy difícil alimentarlos por la sequía. Pasamos al corral a ver un potrillo que está adiestrando y un burrito. Desde la altura podemos ver el valle mientras don Jorge nos cuenta de sus planes futuros.

 

Es hora de volver para la hora de almuerzo. Nos devolvemos por el camino del cerro, y vamos filmando el paisaje y comentando ideas para otras entrevistas. Jair se va corriendo a la casa. Nos reunimos en el Club y nos ponemos de acuerdo. Vamos a juntarnos la próxima semana. Podemos ir a ver a alguien que haga queso de cabra, a la casa de las aceitunas, podemos visitar el lugar donde encontraron restos indígenas o ir a ver la mina del gringo, tomar once en el cerro- dice Luis, juntarnos a hacer los dulces de Maitencillo… Nos despedimos y esperamos que los niños vuelvan a sus casas. Ha sido una jornada intensa.  Salimos al camino y justo pasa un colectivo. ¿Cuánto sale a Andacollo? Pregunto. Lo mismo, dice él. Es el mismo colectivo amarillo que nos llevó en la mañana.

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