Hemos finalizado la residencia. Arduo trabajo, pero llenador del corazón.
Delineando el recorrido que hemos hecho como equipo de trabajo, refrescando todo lo que de verdad nosotros hemos aprendido de la gente y de esta estadía, de lo que hemos aprendido haciendo juntos; nos da muchas ganas de continuar. Hasta aquí llegamos, otros trabajos y compromisos nos llaman, pero quedamos muy contentos por lo que logramos levantar junto a la comunidad participe y muy contentos de poder partir con la certeza de que estas experiencias de construcción y creación, generaron nuevas amistades y reconocimiento entre los vecinos. Creemos que esto, junto con la experiencia de la colaboración, es una acción de fondo realmente buena para comenzar a organizarse más entre las organizaciones locales.
Durante el proceso nacieron varios matices de reflexiones entorno a lo común, a lo que significa ser parte de una comunidad, de un territorio ecológico y social, Matices de reflexiones que esperamos puedan dar continuidad a las organizaciones locales en su más autónoma forma de accionar, pudiendo reafirmar identidades locales y recursos ahí en donde la comunidad estime, tenga más sentido.
Esperamos que a futuro pudiésemos volver y continuar una segunda etapa del proceso de arte colaborativo con la comunidad bajo el alero del programa. Pensamos que de esta manera, los procesos desarrollados durante los meses en la residencia de arte colaborativo pudiesen lograr más significado, tanto para la comunidad como para los procesos artísticos en sí, porque sabemos que estos tienen la capacidad de transformar realidades y fortalecer a la comunidad.
Solo quiero dejar con ustedes 4 videos creados en un trabajo colaborativo con el Grupo de Creación Colectiva de Renaico que desarrollamos desde el comienzo de la residencia, en el que, a través de una pesquisa local colectiva, buscamos cómo se interconecta la vida cotidiana con una posible ecología de apoyo mutuo en contextos rurales y urbanos, sociales y ecológicos.
ALGO COMÚN, A través de un video collage, sobrepone imágenes semitransparentes y grabaciones de audio que ilustran la relación de la población con el río Renaico extendiendo una interrogante a su comunidad aledaña.
En los últimos años, el ecosistema del río Renaico se ha visto cada vez más amenazado por las fábricas y plantaciones (agrícolas y forestales) que eliminan sus desechos tóxicos y lo drenan de agua. Con el tiempo, la rica cultura a lo largo del río ha sido igualmente amenazada y agotada. ¿Cómo podemos trabajar para mantener y revivir la vida ecológica y cultural mientras enfrentamos estas amenazas continuas? Fue la interrogante inicial a este trabajo.Ver video aquí
LO QUE HACE RUIDO, narra desde el sonido la dominante presencia de la industria forestal y aero-generadora en Renaico, contraponiéndose con una silenciada y a veces temerosa reivindicación ciudadana. Ver video aquí
LLAMARADAS DE HUMO EN EL PAISAJE SE OBSERVABAN, documenta y digiere los acontecimientos inmediatamente posteriores a un incendio forestal que afectó a las comunidades rurales de El Almendro y Tolpán en febrero de 2020. Ver video aquí
OROPEL, MANOS DE ORO, TRILLA DE BARRO, documenta el proceso de la búsqueda de materiales locales que se unen en la construcción de un horno comunitario. Infraestructura rural, sabiduría e intercambio en el proceso de formación de redes de apoyo mutuo en la localidad de Tolpán. Ver video aquí
Y como guinda de la torta, la canción compuesta por Talía Salazar junto a los vecinos de Tolpán durante los días de la construcción del horno. Ver video aquí
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