Hoy participamos de una jornada de trabajo junto a los profesionales del programa Red Cultura, los encargados de las otras residencias que se están realizando en la región Metropolitana, y los Encargados Municipales de Cultura de las comunas donde éstas se desarrollan, que además de La Pintana, son Cerro Navia y San Pedro de Melipilla.
La convocatoria nos pedía también invitar a “actores relevantes del territorio”, por lo cual, en mi caso, invité a Alejandro Ruminott y Verónica Irrazábal, dirigentes de la villa José Donoso del sector Santo Tomás de la Pintana.
Esta solicitud de invitar a vecinos con quienes se trabaja me pareció muy interesante, pues en mi opinión, favorece el desarrollo de un necesario diálogo entre los actores de un territorio y la institucionalidad cultural, y por sobre todo, favorece la comprensión por parte de los vecinos, de la ejecución de estos programas.
En este sentido, cabe subrayar que uno de los temas más importantes que surgieron en la conversación fue el lenguaje utilizado por los profesionales que representan a la institucionalidad, el cual tiende a incorporar una terminología técnica que muchas veces resulta incomprensible para los vecinos hacia los cuales se dirige. En mi experiencia trabajando en distintas localidades del país, he constatado una recurrencia de esta situación que deriva en la generación de una brecha comunicativa entre los habitantes de un territorio y representantes institucionales. Una brecha que no solo está generada por una incomprensión intelectual de los términos utilizados, sino que también incorpora un elemento de frustración psicológica que acompaña la sensación de no estar comprendiendo a cabalidad el mensaje que se quiere transmitir.
Este tema, abordado por algunos de los vecinos durante la reunión, representa a mi modo de ver, un paso necesario en la conformación de un diálogo abierto y sincero entre institucionalidad y territorio.
En la ocasión también pudimos exponer el trabajo abordado en nuestras residencias, las expectativas y reflexiones que surgen a partir de ellas. Pudimos escuchar las opiniones de los Encargados Municipales de Cultura y de los vecinos, así como contrastar experiencias de las distintas residencias en la región.
Al momento de las conclusiones, todos los presentes coincidimos en una evaluación positiva del programa y de la existencia de iniciativas como estas que buscan recoger la opinión de los participantes, con el fin de mejorar cada año la implementación del mismo.