El objetivo es promover instancias de encuentro inclusivo, reflexión y redes de participación comunitaria entre los habitantes de Portezuelo, por medio de distintas manifestaciones creativas y procesos colaborativos de arte contemporáneo, que den lugar a la co-construcción de soportes -ya sean concretos o simbólicos- que permitan responder a las necesidades de espacio, favoreciendo la difusión y expresión de prácticas culturales en el territorio.
Nicol Soto Meza (Chile, 1991), es arquitecta de profesión, formada en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Talca. Desde el inicio de sus estudios ha desarrollado trabajos de creación desde el arte, la comunidad y espacios comunitarios.
Durante su formación comenzó a desarrollar proyectos arquitectónicos que muestran y desarrollan en mayor medida la materialidad, el espacio, su relación con el territorio. Cada vez más sus proyectos fueron tomando un carácter más visual, atractivos por su relación con el arte. Diseña un proyecto que llega a solucionar un problema de escala local, llegando a una propuesta de un paradero en un villorrio, Nirivilo, Región del Maule, una localidad que había sido muy afectada por el terremoto del 27 de febrero del 2010, se proyectó un paradero muro memorial, construido en base a materiales recolectados del mismo pueblo.
Participó en el Taller de obra “Todo es cancha”, año 2012, en el recorrido realizado por el taller se reconocen canchas por tanteo en los diversos asentamientos rurales. El reconocimiento de estas canchas implica el trazado temporal de cada situación sugerida por la cancha, mediante un diseño de un soporte repetitivo propuesto por los alumnos, con lo que se genera un momento de detención en este viaje y de vínculo con el habitante, el paisaje, la materia y la cultura propia del lugar. Mediante un manto compuesto por 60 camisetas de diversos colores, se enmarcaron una serie de canchas emplazadas en el lugar, correspondientes a diversas huellas donde los montañistas y escaladores acampaban.
Además se ha desempeñado como arquitecta en oficina de proyectos en distintos municipios de localidades de la región del Maule, donde diseñó proyectos de infraestructura y soportes en el ámbito social, cultural, deportivo y en espacios públicos. Preocupándose de incorporar a la comunidad donde se realizará la intervención, por considerarlos actores claves para la conservación del proyecto.
Además sus intervenciones coinciden en recuperar la materia de cada lugar, reconocer cuales son sus recursos y desde allí comenzar alguna obra, pues se cuenta con la claridad de no ser necesario realizar una gran inversión económica para impactar con un proyecto, sino que se prioriza realizar sutiles decisiones que puedan crear una obra relevante para un sector y comunidad. Esta forma surge desde la precariedad, desde la falta de recursos que existe en regiones, situación que muchas veces obliga a ser más creativos y comenzar a trabajar con lo que existe.
Desde allí el interés de trabajar con el arte colaborativo, entendiendo como prácticas artísticas que nos permiten incorporar el arte como lenguaje creativo en la vida de las personas, y que a través de éste se logre una mirada reflexiva y una creación colaborativa.