En el marco de las acciones involucramiento y conocimiento de los actores locales, nos dirigimos al límite poniente comunal colindante con Ranquil comuna de Ñipas y a unos pasos del río Itata. A la altura de Los Peumos, en el sector Los Planes, vive don Luis Gutiérrez, un interesante artesano en madera no vidente. A sus 54 años, en un contexto socioeconómico que da cuenta de carencias de acceso a servicios de primera necesidad y con serias dificultades de conectividad a centros urbanos de la comuna o sus alrededores, vive ilusionado de corregir sus problemas de sus defectos oculares que, a la edad de los 16 años le dejaron completamente a oscuras, tras una enfermedad de nacimiento, como comenta.
Desde el ingenio y con buen tacto, nos muestra sus obras, con materias naturales extraídas del álamo y con cincel en mano, se dispone a materializar sus ideas, desde representación de yugos de bueyes, huevos, trompos, paletas, cucharas, usleros y uno que otro animalito, con delicadeza y prolijidad. Imposibilitado de contar con mercados disponibles para ofrecer sus productos, se remite a la buena voluntad de algún familiar que los oferte en las ferias comunales que ocurren con cierta periodicidad. Sin embargo, maneja intacta la esperanza de que sus productos estén en más cocina de sus vecinos, que valoren sus trabajos y resalten el esfuerzo tras cada una de sus creaciones, que no solo son hechas a mano, sino por un artesano que, pese a no contar con su sentido de la visión, posee un sentido de orientación sofisticado y tacto de gran sutileza.
Tras el encuentro, no podemos sino reflexionar frente a su vida, sus desafíos, problemas y necesidades, las que sin duda nos lleva agradecer y valorar aún más, los privilegios que contamos. Don Luis es un ejemplo, de humildad, perseverancia y valentía. Desde acá agradecemos su vivencia. Si va a bañarse al río o pasa por su casa, consulte por don Luis, le agradecerá que pase por su utensilio de cocina y vaya que le vendrán bien esos mil pesos.