Las colchanderas del valle del Itata, forman parte del patrimonio inmaterial de nuestro país y es que, a través de este ancestral tejido paja de trigo, Patricia Ceballos, alias la “Pancha”, una mujer portezolana de esfuerzo, talento y simpatía del sector de Liucura. Por medio de ella, conocimos parte de este proceso, que va mucho más allá de la mera confección de cuelchas, el trabajo comienza desde la siembra del trigo y en total, se compone de varios meses de ardua labor, y que Patricia participa en cada una de ellas.
Con maestría, mientras nos habla de su vida, las dificultades que se enfrentan las colchanderas dada la disminución en la demanda de las chupallas, la escases del agua y del sacrificio de la vida de campo, avanza con el tejido, ya sea de 4, 7 o 12 hebras, que en un abrir y cerrar de ojos, completa varias braceadas, unidad de medida de las cuelchas, que se compone desde la extensión desde el pecho hasta la punta de los dedos, y que es vendida, principalmente de 20 brazas a chupalleros.
En su tierra, que colinda con la vecina comuna de Ninhue, donde la apuesta de la administración municipal ha relevado el oficio y sus gestoras históricas, recuerda como era tradición que desde que era muy niña aprendió observando a sus “abuelas” de generación en generación, quienes incentivaban los tejidos mientras esperaban locomoción, caminaban de rumbo a las escuelas desde las internaciones en los recónditos cerros, en los entretiempos que esperaban la culminación de las preparaciones culinarias.
Nuestro proyecto, suma dentro de sus objetivos, enaltecer antiguos oficios y prácticas ancestrales que con el avance de la modernidad, han ido disminuyendo su presencia y masificación en los territorios, como una manera de rescatar y transmitir a la comunidad las antiguas e historias formas en las cuales se habitaba el territorio, comprendiendo las bases económicas que se conformaban e implicaban para muchas familias el principal sustento económico, basado en la transformación y valor agregado desde las bondades de los productos de la tierra, que trasciende los usos alimentarios habitualmente asociados y de los cuales, en nuestros tiempos, poco se habla. Hoy conocemos a Patricia y la dejamos invitada a participar y ser parte del acto cultural que desarrollaremos junto a otros artistas y artesanos, día en que nos tomamos la plaza de almas de Portezuelo.