Arribamos a Caleta Camarones alrededor de las 11:00 am del día jueves 26 de diciembre. El día extrañamente estaba nublado, con sol y caluroso. Nos bajamos de la camioneta en la puerta de la casa de Don Jorge. Entré y lo saludé, se alegró y me dijo ¡Claudia!
Se bajaron todas de la camioneta, fuimos a la casa de María, quien es actualmente la presidenta de la junta de vecinos de Caleta Camarones y quien fue escogida hace poco. María vive a la vuelta de Don Jorge, diría que a unos cinco pasos de distancia. Cuando llegamos se demoró en salir. Alcancé a percatarme de que tenía cosas bastante claras respecto al proyecto presentado, coincidentemente las necesidades e intereses frente a un que hacer como el de red cultura sentí que confluían.
Ese día descansamos y dormimos, Don Jorge cocinó pescado para nosotras, me contó que su familia de Antofagasta venía para el año nuevo y que había logrado acomodar la casa para recibirlos y recibirnos a nosotras. Presenté a Lorena, mi compañera de trabajo quien realizará investigación y trabajo de campo a la par conmigo. Traíamos muchas cosas, víveres, maletas, mucho agua, materiales de trabajo, cámaras, computadoras, proyectora, etc. Caleta es un pueblo que no tiene agua potable, tampoco luz eléctrica y la que hay funciona sólo a generador tres horas al día, cortándose a las 23:00 hrs. Al costado del humedal y bordeando el camino, está la empresa Ariztía con galpones monumentales en donde crían pollos los que sí tienen las 24 horas todos los servicios básicos. El terreno en donde se emplaza la Caleta, fue comprado en dictadura perteneciendo geográficamente la mitad a la empresa Ariztía y la otra a Monumentos Nacionales.